Definitivamente los ciudadanos españoles tenemos
una memoria débil y frágil, olvidamos las lecciones de la historia. Y así nos
va, se repiten los errores en breve
tiempo y lo encajamos con resignación.
Por ejemplo los alemanes sufrieron mucho con la
economía después de sus errores en la segunda guerra mundial, y siempre lo
tienen presente, es más creen que es la única opción posible y lo imponen para
el resto de Europa.
La Iglesia no olvido lo cómoda que se encontraba
con la Dictadura y siempre que puede la recuerda y le facilita el terreno para
encontrar las condiciones de aquellos entonces.
Por último, aunque podría escribir varios
artículos, la banca y sus ilotas siempre apoyan a los poderosos. Apoyaron a los
rebeldes en el 36, bloquearon las cuentas del estado en el exterior y
financiaron la compra de armas para los golpistas de Franco.
Y curiosamente los que más sufrieron con todas
estas acciones, sufren el síndrome del olvido histórico y les votan en el único
acto u concesión que les legitima para continuar sus feroces excesos en la
democracia.
Si el 60 % de los ciudadanos son pobres de
solemnidad y mal vivimos, el 20% son funcionarios que sobreviven y sirven de
colchón para financiar las deudas ajenas, y el resto son: funcionarios de la
Iglesia, funcionarios que defienden el suelo patrio y una minoría de los
poderosos y gestores de los bienes de
los poderosos. Con una simple aplicación matemática de sumar voluntades, jamás
serían mayoría los aprovechados y detentadores del poder económico. ¿Porque
entonces consiguen votos de ese 60% y del resto de sufridores? Porque sufren el
síndrome del olvido histórico.
¿Y eso como se cura?, pues con el conocimiento,
aprendiendo en la escuela la historia de nuestro país, fomentando la lectura,
con una televisión sin frivolidades, y con unos padres responsables. Por último con unas referencias políticas
serias, responsables y honestas, como las que se podrían dar en una República.
Porque en la república la democracia es colectiva, todos benefician a todos,
las decisiones serias son consultadas, y los errores se pagan, y bien caro.
Una de las artimañas que usan los que gobiernan
ahora, es querer hacernos ver que este país es así, y no tiene solución, que
todos los políticos son corruptos y que es consustancial con nuestra forma de
ser, así justifican su corrupción y mierda, amparada en la generalización. Pero
no ciudadano, no te dejes engañar, cada barco que aguante su vela y todos
seremos responsables en la medida que corresponda. Y no olvides, las únicas
libertades que nos quedan son las de pensamiento y las de votar en la urna.
INDALESIO Mayo 2013
Es un buen artículo y guía con dos ideas de comportamiento, pero se refleja en el pensamiento y las urnas.
ResponderEliminarEl primero es vulnerable, todos sabemos que las mentiras a base de repetirlas una y otra vez, con el mismo significado pero con palabras distintas, nuestro palabrero es rico para parecer distinto pero con el mismo significado final. Lo que hace que el pensamiento pueda sufrir algunos cambios de identidad, porque también lo podemos convertir en dogma y no contener un análisis objetivo. Sobre todo los medios de comunicación y sus ideólogos son los que juegan con los pensamientos para conseguir un cambio sustancial que les lleve a dominar el cambio del pensamiento. Fíjate estimado amigo, como a través del tiempo la gran mentira de la llamada Santísima Trinidad. Ha llegado a ser casi un pensamiento para millones de personas, por incluso encima de la llamada fé. Si te das cuenta el suprimir la asignatura sobre la ciudadanía es manipular el pensamiento de los chavales antes incluso que se conviertan en comprender y comparar las diferentes idelogías y el comportamiento de los cambios en las diferentes sociedades tribales modernas.
Pero cuando hablamos de votar en la urna, puede ser una manipulación del pensamiento y de las ideas. Si votar cada cuatro años dejando de hacer política sólo a los profesionales de la política, es un gran error. Hay que votar, son necesarios los partidos, pero también la transparencia en la praxis de por lo que lo han votado y ganado en las urnas. No olvidemos la llegada al poder del fascismo y del nazismo.
La sociedad civil, por medio de sus asociaciones fundamentalmente de base, deben ser los que "controlen" esa ejecución política con la crítica correspondiente. El día a día es importante, si nos fijamos la vida política nos lleva a una velocidad incomprensible. La diferencia de ayer a hoy, desde el punto de vista de la praxis que decíamos al principio hay un gran diferencia y sólo ha habido un cambio por una diferencia de dos décimas. Habrá un cambio en las pensiones, en los recortes, en la subida del IVA y un largo etc. ¿ Que hace la sociedad civil para paralizar todo esto ? Tienen mayoría absoluta y el rodillo de las urnas ha sido democrático o un engaño a medio plazo. Hay que mejorar el sistema, porque de lo contrario, cambiar lo que por las urnas nos han engañado, costará décadas y ellos lo han cambiado en un día. Hay que combinar partidos, sociedad civil y organizaciones de base, para que jamás lleguen los salvapatrias. MANUEL RUIZ BENITEZ
ResponderEliminarFragmento de Galdós 1912
En una antología de fragmentos de Galdós de la editorial Rey Lear,
titulada: *"La fe nacional y otros escritos sobre España"*, en la página
69, aparece el siguiente texto, *fechado en** 1912... *
*"Los dos partidos que se han concordado para turnarse pacíficamente en el
Poder son dos manadas de hombres que no aspiran más que a pastar en el
presupuesto. Carecen de ideales, ningún fin elevado los mueve; no mejorarán
en lo más mínimo las condiciones de vida de esta infeliz raza, paupérrima y
analfabeta. Pasarán unos tras otros dejando todo como hoy se halla, y
llevarán a España a un estado de consunción que, de fijo, ha de acabar en
muerte. No acometerán ni el problema religioso, ni el económico, ni el
educativo; no harán más que burocracia pura, caciquismo, estéril trabajo de
recomendaciones, favores a los amigotes, legislar sin ninguna eficacia
práctica, y adelante con los farolitos... Si nada se puede esperar de las
turbas monárquicas, tampoco debemos tener fe en la grey revolucionaria
(...) No creo ni en los revolucionarios de nuevo cuño ni en los
antediluvianos (...) La España que aspira a un cambio radical y violento de
la política se está quedando, a mi entender, tan anémica como la otra. Han
de pasar años, tal vez lustros, antes de que este Régimen, atacado de
tuberculosis étnica, sea sustituido por otro que traiga nueva sangre y
nuevos focos de lumbre mental".*