A SANGRE Y FUEGO




Leyendo A Sangre y Fuego de Chaves Nogales se adentra uno en la condición de lo español de manos de alguien que se define como “pequeño burgués liberal”, alejado de las disciplina de cualquier partido o de la ideología de cualquier credo. Lo de liberal no es lo que ahora se entiende, confundidos por el hacer de un grupo de maleantes que atacan con deslealtad el estado de bienestar, sino la alineación con la libertad de expresión, la apertura de miras, la comprensión generosa de las particularidades ajenas y la equidistancia. Colocado en esa neutralidad, el periodista analiza personajes de los dos bandos que combatieron en la guerra civil. Si hay algo que identifique al común de los ciudadanos de este país es el carácter soez de sus arrebatos, la estupidez de sus furias, la visceralidad de sus respuestas cuando no están de acuerdo con alguna propuesta que se formula correctamente. Aquellos eran tiempos de guerra, pero ¿somos más civilizados que los cafres que se levantaron contra la República? Los que nos van a gobernar, que se han negado una y otra vez a renunciar al franquismo, ¿son conscientes de que desde la herencia ideológica de una dictadura no se puede llamar a la concordia?
No voy a entrar en la dialéctica que ha esgrimido la derecha al utilizar cualquier argumento en su afán por llegar al poder. El todo vale de los políticos me preocupa mucho menos que el todo vale de los ciudadanos. ¿Tan necesitados estamos de gratificaciones viscerales que consideramos el insulto y la descalificación como instrumento de desahogo? Una de las cosas buenas que tiene internet es la de revelar la radiografía de lo que bulle debajo de esa imagen de modernidad más o menos presentable que se divisa desde el aire. Ruiz Gallardón ha hecho bien en destituir al osado pelotillas que cree ganar méritos ensuciando la campaña con descalificaciones groseras del adversario, cosa que debería imitar su jefe con la pepetera balear que no se sonroja al interpretar la realidad guiada por sus instintos. Lo que ofrecemos a la vista de los demás como escaparate de nuestra anatomía es la epidermis, una capa mínima de células epiteliales que nos dan la cobertura de humanos, pero si se araña y se descascarilla la piel se pierden los matices y todos mostramos un único sustrato de dermis sanguinolenta. Es importante no despojarse de la protección social para que no se nos vean los fondos, porque puede que dejen escapar la realidad de lo que somos.

CIRANO

2 comentarios:

  1. SORAYA de la BOËTIE14 nov 2011, 18:25:00

    Saben los que entienden que todo discurso político debe ir revestido de una gran dosis de afecto para que sea bien recibido por los ciudadanos. Eso ya lo manifestaba M. Foucault hace años, pero parece que cae en saco roto, los bestialismos siguen floreciendo por doquier
    y en este pais se es de un lado o de otro, y parece que cambiar es malo o impuro.¿Porqué entonces la masa de indecisos son los que marcan el desenlace de las elecciones?

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  2. Tal vez los indecisos sean los depositarios deuna sabiduría colectiva, supraindividual y herederos de la " Paz, Piedad, Perdon de D. Manuel que, sin el dramatismo desgarrador de entonces, en alguna medida aún seguimos necesitando. A estos si se les rasca, Cirano, a lo mejor destilan serenidad, reflexividad, comprension: la flema hipocrática de tu Chaves Nogales.

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