MEDITACIONES DEFECTUOSAS
Como por desgracia no estamos en una sociedad comunista sino capitalista, el trabajo se remunera según demanda. Mucha gente piensa que los trabajos artísticos e intelectuales son improductivos, pero según la ley del mercado si son demandados tienen valor. Cuando un avance técnico permite hacer uso de ese valor sin contrapartida económica surge un conflicto de intereses que debe ser regulado mediante una ley (por eso estoy de acuerdo con la ley Sinde). Las opiniones, los análisis, los relatos constituyen valores potenciales ya que en el mercado alcanzarán la cotización que se merecen. Ofrecer de forma gratuita opiniones por las que otros cobran es subestimar el trabajo de uno mismo; además de exponerse a la crítica y a la coña. Estaría dispuesto a entrar en subasta de artículos en la red donde se tasara el mérito, pero desisto de entregar mis ideas como si fuera forraje para el ganado (cuando el forraje también tiene un precio). El día siguiente de que apareciera en El Garrotín mi comentario titulado de qué hablamos cuando hablamos de la verdad, la editorial del País exponía una idea que coincidía de manera literal con lo que yo decía en nuestro panfleto. No quiero ni soñar con que lo tomaran de ahí, pero acepto la comparación. Otra cosa es que yo publique una novela a mis expensas y la regale a conocidos y amigos por vanidad, perdido el sentido del ridículo, acogido a su benevolencia. No se si se podrá crear una red como si fuera una tertulia a la que se invita a los afines porque, además, tampoco estoy para discusiones, pero abrirse a la red es escupir hacia arriba. Está más que comprobado que son mejores médicos los que cobran que los que actúan por altruismo o amistad. Sobre estas meditaciones me hallo.
CIRANO Enero 2011
SILENCIO El valor de la obra artística (profesional o diletante) reside en el reconocimiento. Un científico puede acertar y no ser entendido, pero el artista, aunque se exprese en un medio tan humilde como El Garrotín, no es sino desde los demás. El ofrecimiento de lo creado es la única condición que se requiere para juzgar la obra. Hecha la propuesta no queda más que esperar el veredicto. El silencio es un juicio educado, comedido y discreto que duele por lo que tiene de desprecio, pero se agradece frente a la descalificación o la crítica certera. El silencio es la confabulación del pudor con la indiferencia, es incertidumbre empañada por evidencia. El silencio no aclama ni condena: confirma, encausa y relega.
Hacer cosas para recibir compensación ya lo trabajo Paulow. Es verdad que añoraba los articulos de Cirano, porque tienen un sentido de validez intelectual, pero estos dos escolios de lamentaciones son poco propicios para un valor emergente. Tambien suena a despedida, bueno! pues bienvenido a los Bartheley, somos legión
ResponderEliminarEl otro dia había empezado un comentario, amigo Cirano, pero tuve que dejarlo y como no lo habia guardado ahora no lo encuentro. Las torpezas se pagan...
ResponderEliminarComo el antecedente de tus “meditaciones...” se referia a la verdad, a lo científico y como creo que andas lejos de estos lares y como a lo mejor no tienes el Pais del dia 13 te informo que viene un artículo de Javier Cercas: “Rico, al paredon” que incluirlo, como opinion, entre tus reflexiones sobre la verdad , la ciencia, completaría tu discurso.
Tambien da pie a relativizar tus argumentos y poder animarte a que sigas vertiendo meditaciones en este blog y Ala el Misericordioso te lo pagará con creces- y gracia a Alá que me ha presentado a Javier Cercas y me ha ahorrado lo penoso de escribir turbio y confuso. Amen.