En los pasillos de un malcomió:
Un gran delirante va vociferando y armando bronca: “¡Yo soy un extraterrestre, yo soy un extra terrestre”...
El psiquiatra: “Bueno, bueno, Antonio, eso no te lo crees ni tú”
Antonio, sorprendido: “Bueno, bueno, un terrestre extra sí.”
Leo con satisfacción los últimos textos, interesantes, y siento que ya está en el aire la necesidad de un paso adelante. Y esto me parece una expresión de vitalidad de Elgarrotín
¿Cuál es la formula? : Seguramente que no hay una, pero sí pequeñas formulas personales; mejor conjuntadas, si es posible: Nosotros dependemos de los demás y los demás algo dependen de nosotros. Hay un pequeño mundo personal, nuestra área de influencia, en la que nos es dado hacer algo. Por ejemplo: tomar conciencia de que nuestros relatos pesimistas participan de una profecía auto cumplidora y que también otros relatos menos saturados de problemas existen y crean otras profecías. He leído que los druidas también ejercían de magos. Ergo, algo de magia en la solemnidad de nuestras visiones intelectuales, irrefutables, sería un principio de la formula para el cambio. Mirar otros ombligos de hoy, tal vez, nos saque de nuestras ensoñaciones sesentayochescas. Es decir, introducir la autocrítica, junto a la heterocrítica, como la otra ala que permita volar... “Que no somos terrestres extras.” Ya solo esto sería un paso hacia delante. Estoy convencido de que el hiperracionalismo, tan fructífero, que hemos heredado del siglo pasado, sin embargo, nos ha producido un formidable escotoma para aprehender la inasible realidad, que, por inasible, en realidad no es otra que la que creamos en cada instante con nuestro lenguaje.
Esto seria proactividad, o la partecita de responsabilidad que nos toca para el cambio en el espacio de influencia nuestro, para empezar... y ¡¡¡ en poco tiempo el mundo soñado!!!
Birlibirloque
Inteligente, birlibirloque, muy inteligente. Pero tenemos que leer despacio, muy despacio.
ResponderEliminarNO HAY MOTIVOS PARA EL OPTIMISMO
ResponderEliminarQuien convertía la palabra en hechos era el dios bíblico cuando decía hágase la luz y se hizo. El voluntarismo es una fórmula mágica (se apuesta por la magia) para conseguir estar jodidos pero contentos; los cánticos de alabanza por los bienes recibidos siempre han sido terapia para pobres. Tampoco conviene cargar las tintas, alargar las palabras con superlativos no sirve para ensanchar el campo de su significado. El racionalismo no admite comparación con los supermercados. Adjudicar a una época calidad hiperlaica como hace Ratzinger o hiperracionalista como llama Birlibirloque al siglo XX, es señalar la distancia subjetiva que va desde donde se mira hasta la realidad. Quizás yo esté desenfocando el tema por falta de capacidad de expresión pero que me den datos objetivos en los que basar una postura optimista con lo que está cayendo. No obstante estoy de acuerdo en que cada uno tiene derecho a interpretar los hechos como mejor le parezca y que en este mundo traidor nada es verdad ni es mentira etcétera. Para saber de qué se está hablando remito a la página del economista Vicente Navarro donde se podrá averiguar si los relatos pesimistas están participando en una profecía autocumplidora o si es hora de tirarse a la calle para enmendar la certeza.
Creo que centrar el debate en optimismo vs pesimismo no es lo esencial. Evidentemente el pesimismo es lo imperante pero la diferencia es la oportunidad para un cambio radical muy necesitado y además demandado. Es el momento de planteamientos diferentes, exigentes y de riesgo. Lo llamativo es que esta sociedad civil nuestra y hablo sobre todo de la española ha sufrido un cáncer durante mucho tiempo, no existe la sociedad civil, existe la partitocracia que se ha encargado concienzudamente, hasta lo más profundo, de hacerla desaparecer, de ahí el pasotismo inexplicable en estos momentos que desde luego no es comparable a ningún otro país de nuestro entorno. Por ello la imperiosa necesidad de abandonar los viejos y apolillados sectarismos.
ResponderEliminarCon animo de conversar, y no de entrar en escalada, unas breves consideraciones:
ResponderEliminarMe he debido explicar mal si doy pie a que se pueda comparar la opinion de un papa, ( feroz enemigo del relativismo, que es al que, siguiendo el pensamiento postrracional, yo me adhiero) con cierta rigidez de las interpretaciones hiperracionalistas, a las que me
refería.
Y una sola refutación, al alfa y omega de tu comentario, querido Cirano:
Con él “hágase la luz “ el dios bíblico creó una “ realidad” que dura los siglos que dura y los que te rondaré, Morena, basada en principios absolutos y sus consecuencias... Con el dialogo (Jehová no dialogo con el príncipe de los demonios... otro gallo nos habría cantado) se “construyen multiversos, no universos,” no sé quien ha dicho
La autocrítica no está reñida con tirarse a la calle. Solo enriquece nuestras visiones, rondas y morondas, y seguramente nos arma de mas argumentos para la protesta.
P. D. By the way: leo en el Pais que Rafael Argullol cita a Schiller que sostenia : “...Toda revolucion esta condenada al fracaso , si no esta precedida por una revolucion de la sensibilidad ...” ¿ Aplicable a nuestro momento ¿
El problema son las palabras ¿qué diferencia hay entre multiuniversos y universos? ¿Por qué hablar de hiperracionalismo si con racionalismo sabemos lo que decimos? Te veo como el abogado aquel que queriendo quitar hierro a un asesinato decía que su cliente había matado a otro con un tirillo. Claro que hay que empezar con la autocrítica, no con el examen de conciencia, pero sin pasarse. Ni los especuladores, ni los bancos, ni el sursum corda hacen autocrítica. ¿Qué es eso del pensamiento postracional? ¿Es que ha dejado de ser válida la razón? He mandado a Elgarrotín una serie de artículos de economistas (Julián Casanova, Paul Krugman, Juan Torres) de cuyo análisis se desprende, al parecer, que lo único que puede frenar la escalada de abusos del mercado sería la acción popular. Por lo visto ha llegado la hora de actuar en defensa de nuestros intereses. Cande.Gasbe predica, y no es la primera vez, abandonar los viejos y apolillados sectarismos, lo que entiendo por la tradicional división en izquierdas y derechas, pero ¿cuál es la nueva receta?
ResponderEliminarMe parece que es la primera vez que entramos en confrontación, diálogo o como queramos llamarlo en Elgarrotín y creo que es bueno. Una de las ventajas que tiene la red es que no podemos llegar a las manos ni queriendo.