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Por aquellos tiempos manejaba una severa
desazón, tanto en el plano personal como en el profesional. Sufrí
sentimentalmente la separación forzada de Luisa, y andaba desesperado y
picoteando en varios jardines, sin conseguir el consuelo necesario. En el plano
profesional me enfrente con el responsable del servicio y decidí marcharme del
Hospital, sabía que tendría poco recorrido profesional y que mis deseos iban a
estar muy mediatizado por el mal hacer del jefe de servicio.
Así que me refugié con tres amigos en una
locura de proyecto. Haríamos un barco, y nos pusimos manos a la obra casi de
inmediato. Lideraba el proyecto Carlos, con una enorme capacidad para programar
y organizar mentalmente los pasos necesarios para realizar el proyecto. Casi
cada día nos reuníamos en el bar del puerto del Candado y hablábamos de los
pasos y fantasías necesarios para comenzar los gestos creativos. Hasta que
llego el día en que se decide que había que aportar cincuenta mil pesetas para
comenzar las primeras adquisiciones, me sentí asustado porque parecía que la
cosa iba en serio y yo no estaba preparado, así que pasé el fin de semana,
recorriendo la bahía en el GABIROL y navegando con la única compañía de mi
amada música, y en este caso óperas veristas. El lunes ya lo tenía claro,
participaría en el proyecto, que decidimos se llamara ITACA, así que lo
celebramos tan intensamente que después tuvimos dificultades para volver a
casa.
Aquellos años fueron muy
intensos, pero conseguí refugiarme en el esfuerzo físico y creativo del barco
para esconder mis miserias, arrastradas de los años anteriores. Sentados en el
pestilente bareto del Candado. Carlos nos hizo la primera propuesta, un queche
de catorce metros diseñado por Bruce Robertson con dos puestos de gobierno y
dos palos. El diseño era espectacular, aunque me preguntaba para que queríamos
un barco tan grande y a además en acero naval, esa era la segunda parte de la
historia, el barco era para viajes con un margen amplio de seguridad. Los
primeros pasos y pagos fueron para comprar la patente de diseño y algunas
modificaciones que queríamos, y para comprar los materiales y herramientas
necesarios para desarrollar la construcción del navío. Viajamos al Puerto de
Santa María y nos entrevistamos con un
ingeniero naval, era un tipo simpático y muy enrollado que enseguida sintonizó
con nuestras ideas. Trabajamos durante varias semanas en las modificaciones que
eran necesaria para contentar a todos, y le pagamos un adelanto para que
comenzara la construcción de nuestro, por ahora, sueño.
Algo decepcionado porque
llevábamos tres meses y aún no habían llamado, continuamos avanzando en
conseguir los mástiles, motor y la madera necesaria para forrar el barco en su
interior. Pero pasaban los días y la cosa iba para largo, así que decidimos
hacer una buena navegada en el GABIROL, porque aún faltaban varias semanas sin
nada mejor que hacer. Aparejamos el GABIROL y compramos algo de alimento, y un
veinte de septiembre a la caída del sol, partimos con rumbo a las islas
Baleares. Mar plana con nada de viento, pusimos motor y piloto automático,
Carlos y yo, únicos viajeros, tendimos en la proa comenzamos a soñar sobre la
belleza y buena temperatura de nuestro mar mediterráneo. Sentimos el aguaje de
la proa rompiendo el mar y nos asomamos, eran delfines que nos acompañaban a
nuestra altura dando saltos a ras de agua. Emocionados como nunca, íbamos
atentos a la marcación con faros y pronto encendimos nuestras luces de
situación, decidimos que haríamos guardias de cuatro horas, aunque en caso de
necesidad acudiríamos los dos. Nos abrigamos porque la brisa era fresca y
encendimos unos cigarrillos, sentado en la bañera avistamos varios barcos que
navegaban con lo que a nosotros nos parecía rumbo de colisión, pero que en
realidad estaban a muchas millas de nosotros, aun así, navegar en la noche y
sin poder tomar referencias claras no me dejaba muy tranquilo. Pero amaneció y
volvió la alegría porque avistamos la isla de Alborán, hicimos un chocolate
caliente con galletas y nos sentamos a ver con los prismáticos el movimiento de
los militares en la isla.
INDALESIO
MALÁGA 25/05/2018
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