Hace años y ya son suficiente, he oído con reiteración lamentaciones sobre la política y los políticos, tanto de sus funciones como de sus métodos para conseguir poder, y así poco a poco descubrimos que la falta de interés de los ciudadanos le viene que ni al pelo a los amos de dinero. Algunos iluminados y otros grupos de poder no dejan de marear la perdiz y proponen inventos de formas para ejercer el poder, fundamentalmente en dos bloques, los conservadores y los liberales. Estos liberales sesudos e inquietos modifican el contenido de la carta constitucional para poder asegurarse el poder y diversificar las formas de dominación, de aquí nacen los moderados de izquierda. Una serie de modificaciones van gradualmente perfilando el panorama político, nacen para administrar el patrimonio de los ciudadanos pero se convierten en generadores de poder político, así cuanto más tengo más necesito, y de administrar nada, gestores de lo ajeno. Cuando se dan cuenta que necesitan más, se las ingenian para diversificar los mecanismos del poder y así nacen los republicanos con sus múltiples fragmentaciones y origen, después listas abiertas, cerradas y un sin fin de modelos y formas que solo son útiles para gestionar y sacar a la luz los patrimonios de la burguesía. En mi familia pude tener conocimiento de un modelo que quizás pudiera tener utilidad para administrar el patrimonio de los abuelos, eran republicanos federalistas. Estaba basado en una división de poderes sobre una base geográfica de cada territorio y las des-centralización con gobierno central y unidades descentralizadoras, por último una corte de justicia que ayude a la interpretación de la Constitución. Pi Margal era el representante español por excelencia, en cada ciudad tenia un bufete de abogacía desde donde gestionaba la justicia y administraba los patrimonios de los poderosos. Pero la federación no era un modelo de estado sino un principio, y junto con Proudhon crearon un ejemplo de anarcosindicalismo cuya representación fue la comuna de Paris cuyas asambleas la organizaba el mismo Bakunin. Así pues el federalismo es una organización política consistente en establecer una alianza entre comunidades con el fin de unir realidades diferentes, o como podría mejor decir, el federalismo seria el encaje de autogobierno de las partes, en un gobierno compartido por todas ellas. Os suena acaso que este modelo federalista podría mimetizar las hasta ahora pobres y ausentes caractéres de las políticas actuales nacionalistas con sus derivaciones negacionista.
INDALESIO
Muy bien, Indalesio, a por el modelo?!!
ResponderEliminarYa te lo decía yo; la utopía como modelo, justo, de poder.
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