Los
virus son hábiles operadores informáticos especializados en
manipular el genoma de células a las que parasitan para reproducirse
como piratas que se hacen con la embarcación por unos días y luego
se largan con el botín. Viven a salto de mata invadiendo animales y
plantas a los que ponen a trabajar para ellos. Lo consiguen porque
conocen el manejo de la gestión genética al ser un trozo de ADN
escapado de un genoma. Sea cual sea el origen, su objetivo es
incrustarse en el núcleo de las células que invaden para conseguir
proteínas con las que se protegen y desplazan. Su ciclo vital
consiste en entrar camuflados en un animal, casi siempre vía
respiratoria, para tomar el centro de control genético de células
desprevenidas desde donde dirigen la maquinaria celular hacia la
síntesis de proteínas con las que se visten antes de lanzarse al
aire en busca de nuevos pillajes.
Hay
virus que parece que solo quieren jugar y otros que se lo toman más
en serio hasta llegar a iniciar procesos tumorales que acaban con la
vida de su anfitrión. Un problema relacionado con información
genética que parece no estar resuelto es el origen del programa que
permitió a células procariotas (sin núcleo) que convivían
agrupadas convertirse en eucariotas (con núcleo diferenciado)
capaces de fabricar tejidos. Este cambio sucedió tras la fusión de
dos células procariotas (ninguna de las cuales llevaba información
para producir tejidos pluricelulares) en el proceso de simbiosis. Si
ninguno de los dos tipos celulares que se aliaron en la misteriosa
simbiosis tenía experiencia sobre crecimiento tisular ¿por qué sus
descendientes en lugar de dividirse por partición formaron tejidos
pluricelulares que acabaron en órganos y organismos?
Es
posible que las instrucciones para el engranaje celular llegaran a
las eucariotas a lomos de algún virus: un trozo de ADN viajero que
al incrustarse en el genoma implementara la capacidad de asociación
tisular en lugar de la agrupación en clones o montonera de células
como venía ocurriendo. Sea o no cierta esta posibilidad, que no
incurre en contradicciones científicas, permite clasificar a los
virus, siguiendo tendencias maniqueas tan preciadas por la mentalidad
humana, en buenos y malos. Si hubo virus generosos (generoso =
inteligencia + altruismo) que ayudaron a la organización de la vida
introduciendo genes que mejoraron el sistema, puede que existan
descendientes de aquella estirpe que estén dispuestos a seguir
ayudando en los procesos fisiológicos aumentando las prestaciones
físicas (actividad muscular y cardiorrespiratoria) e intelectuales
(depuración de circuitos neuronales).
Desde
esa perspectiva se hace verosímil la infección vírica positiva que
beneficie la salud en lugar de perjudicarla. Algunos genios autistas
con capacidades imposibles en áreas específicas son los principales
candidatos a ser diana de procesos aleatorios que modulan el genoma a
través de virus. La aparición de facultades extraordinarias
aisladas es un hecho comprobado. El que se pueda convertir en una
epidemia depende de que una colonia de virus buenos logre penetrar
las defensas inmunológicas y consiga reproducirse al menos una vez
dentro del organismo humano.
CIRANO
Es posible que la reproducción de los virus se hayan implantado de forma intencionada en la población más dócil, con el fin conocido de apoderarse del poder. ¿Es quizás posible esta impostura? si lo es, morirán muchos millones de criaturas.Si no lo es, conseguirán el poder los más extensos y limitados.
ResponderEliminar