Alguna sensación sublime
de engaño sufro, no por motivos personales, sino por lo confuso que
es este momento de la vida en que vivimos. Y no solo en nuestro
atrasado país, sino que por todos los rincones de este nuestro
planeta. Guerras, devastación, daño climático, y en especial
confusión ideológica e inacción de la práctica de la lucha de
clases, todo lo que hemos vivido y aprendido ha desaparecido,
quedando solo los rescoldos de lo que fue. ¿Que se puede hacer?
Algunos recios de corazón sobreviven en la ignorancia y otros
débiles de conocimiento se afilian a las ONG como forma y manera de
sobrevivir. En este nuestro país, la moneda de cambio es el engaño,
instrumento usado en todos los frentes para gobernar los intereses de
los poderosos capitalistas. Y bajo diversos tipos de mascaras los
políticos actúan creando y generando conflictos, porque unos de los
principios fundamentales de la agenda de los administradores y dueños
del dinero es que mientras exista un cifra golosa de desempleo, los
salarios bajan hasta que llegan a nivel que frena el consumo. Así
que sentado en sus orondos sillones solo tienen que mover la varita
mágica y los políticos se ponen en movimiento para no hacer nada y
a lo sumo generar más miseria . Y mientras nosotros los que hemos
votado para encontrar unos administradores que defiendan los
intereses de los ciudadanos, contemplamos impertérrito como nos
engañan con palabras hueras y gestos que llaman sociales, pero que
no pasan de ser sociedades de intereses propios. Ahora un nuevo
engaño en reiteración de la falta de profesionalidad, tenemos que
ir al único acto que es ecléctico para resolver lo que ellos no han
querido hacer , encontrar unos administradores que realmente
defiendan los intereses de la colectividad, y en especial sin engaño.
INDALESIO

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