Einstein
sustituyó a Dios por “c” como el que no quiere la cosa al
insinuar que lo único fijo, inmutable e insuperable era la velocidad
de la luz, aunque si el tiempo y el espacio son lo mismo, como
también afirmaba el sabio, la velocidad es tan indemostrable como el
propio Dios. La velocidad, eso que podemos comprobar sin necesidad de
aparatos de medida no es viable para la relatividad porque en el
Universo no existe ningún punto fijo desde el que se pueda computar.
Un cuerpo en movimiento se mueve, pero el observador también lo hace
subido a la Tierra y a la Galaxia por lo que el cálculo es relativo.
Por si eso no estuviera claro, en España tenemos ejemplos que lo
demuestran “y
es que, en el mundo traidor, nada es verdad ni mentira: todo es según
el color, del cristal con que se mira”,
decía Campoamor mucho antes que Einstein. Algunos estamos contentos
de que se trate de estabilizar el país con un acuerdo de
colaboración entre fuerzas progresistas y otros piensan que es mejor
lo contrario. Hay catalanes que se sienten agraviados porque España
concentró allí au industria textil y automovilística, concedió la
organización de las olimpiadas e invirtió partidas sustanciales de
los presupuestos nacionales en infraestructuras olvidando, entre
otras cosas, lo que ahora se ha dado en llamar la España vacía; y
otros pensamos que ya está bien de lamentos, de insolidaridad y de
egoísmo.
A
pesar de la informalidad relativista, a Einstein le quedaba un fondo
de ortodoxia bíblica que le llevó a imaginar una constante
cosmológica que mantuviera al Universo estable, aunque se desdijo
más tarde cuando se vio que se expandía. Y no creo que lo hiciera
por sustentar el refrán de “rectificar
es de sabios”,
sino por estar convencido de la provisionalidad del conocimiento. Al
cambiar de opinión cuando los datos observados desmentían su
primera conjetura demostraba que la ciencia a pesar de todo se mueve
como enseñó Galileo, creador del término relatividad. También de
esto tenemos ejemplos en España, y es que el rectificado por el que
se respeta al sabio mueve a la crítica desde sectores políticos que
solo admiten como válidos sus propios cambios de parecer.
Pero
quizá donde lo relativo de la relatividad se convierta en
manipulación de la realidad sea en el comportamiento de los partidos
políticos que en lugar de tener como referencia el bienestar de la
mayoría, buscan el suyo propio con la obscenidad del dogmatismo. Es
un hecho conocido que cuando la marea del malestar colectivo rompe el
dique de contención de la cohesión social se desborda por donde
menos se espera. Se desconocen con claridad las razones que animan el
movimiento de los chalecos amarillos en Francia, el de las protestas
en Hong Kong, los levantamientos en América Latina o la salida de
madre de Inglaterra con el Brexit, pero intuyo que un frente
neoliberal procedente del norte afecta el sistema social de cada una
de esas comunidades enfadadas en las que debería reinar la armonía
si se analiza la situación global de un planeta capaz de lograr
avances científicos y técnicos esperanzadores. Algo no funciona o
algún resorte debe estar pasado de rosca para que sucedan estas
cosas. Puede que el abuso capitalista esté llegando al límite de
sensatez como pasó con imperios anteriores. La ignorancia en la que
quieren enterrar la voluntad colectiva puede que resulte ser un
factor explosivo cuando se alcance la temperatura de ignición.
Tampoco vivían tan incómodos los ricos cuando el capitalismo
permitió el estado del bienestar y se creó un ambiente favorable a
la lucha contra la pobreza. No entiendo cómo no aplican por egoísmo
la inteligente ley romana conmutativa “quid
pro quo”.
CIRANO
Muy bien señor CIRANO, la mezcla de filosofía y entropía le da buenos resultados, aunque el producto no sea fácil aplicarlo a la política. Creo que el camino que nos señala es la única manera de corregir la perversión que estamos viviendo en los países donde el abuso es la moneda de cambio. El capitalismo debería corregir la ausencia de dialogo y dejar de espabilar lo que siempre fue la lucha de clase.
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