Es
conocido el reflejo del pato recién nacido que sigue al primer
objeto en movimiento que le sale al paso y lo adopta como madre.
Durante unos dos mil años lo primero que salía al paso de los
recién nacidos en Europa era un cura con casulla bautismal al que se
seguía sin rechistar. Si un pato se equivoca y en lugar de ir detrás
de sus hermanos va tras una nidada de gallina es posible que cuando
se dé cuenta del error no sepa por donde tirar y decida seguir
siendo pollo como mal menor. Es lo que según las encuestas pasa con
la mayoría de los españoles que dicen creer pero que no practican y
ponen nombres de protagonistas de series a sus hijos en lugar de los
del santoral. El no creyente que no se atreve a decirlo en alto es el
prototipo que debe seducir la izquierda. En coherencia, la
socialdemocracia no sabe si mostrarse pato o gallina para atraer con
su cacareo al votante desorientado.
Por
la razón que sea la etiqueta de izquierda parece tener más
prestigio en ciertos sectores que la de derecha, del mismo modo que
se valora más al intelectual y al científico que al bloguero que
invade la red. En el fondo, eso indica que lo más estimado del
hombre es el intelecto, aunque se funcione a base de sentimiento.
Tras la Ilustración los intelectuales desplazaron del estatus de
sabio a los monjes. Durante el medievo la religión estaba bien vista
y la sabiduría se servía por mano del clero. Los físicos del
Renacimiento fueron los primeros en darse cuenta de que eran patos
adultos siguiendo una gallina vieja. Cuando el prestigio cambió de
bando, los que necesitaban tutela siguieron al bulto de siempre y los
que se consideraban con luces para pensar por sí mismos se hicieron
independientes, prepotentes y esnob (sine nobilitate) creyéndose
originales y libres, por lo que la disciplina les resultaba ornato
impropio. La teoría es que la izquierda propone cooperación y la
derecha iniciativa privada, lo que se podría entender como
generosidad frente a egoísmo. Tanto en la materia viva como en el
conjunto del Universo no existe nada independiente. Por eso debería
haber consenso en priorizar lo público ante lo privado.
En
la naturaleza los únicos organismos que generan basura son los
humanos, el resto produce deshechos aprovechables por la llamada
cadena trófica que no anda sobrada en ningún eslabón. Por ejemplo,
en la Tierra habitan bastante más personas pobres que ricas y si la
izquierda se ocupara de la desigualdad ganaría por goleada en
cualquier sistema democrático. Un suponer: si el capitalismo tuviera
a su servicio una gran agencia de inteligencia que defendiera sus
intereses no hay duda de que alimentaría la discordia en la
izquierda para evitar cualquier conato de unidad. Pero eso son
conjeturas conspiranoicas sin fundamento, la desunión de la joía
gauche
les sale gratis a quienes se benefician de ella ¿o no? (cotinuará)

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