Para
pronosticar de manera no optimista (sin necesidad de entrar en el
meollo de las cloacas del Estado Español) a donde va el mundo en
abstracto y la especie humana en concreto, se pueden analizar algunas
tendencias que parecen consolidadas por el uso. Empezando por el
Universo, se sabe que tiende a la dispersión empujado por la
entropía que es una fuerza disidente a la que se opone la gravedad
con su carácter atractivo. En el planeta tierra la vida resulta ser
lo único capaz de reducir, en parte, el desorden. Su principal
compromiso consiste en organizar la materia, dentro de lo posible, a
base de derrochar energía que tras hacer su trabajo decae en
excedente de entropía (hagas
lo que hagas el caos se acabará imponiendo).
En esa situación, lo aleatorio va siendo entendido y controlado (se
razona más que antes y se sabe el tiempo que hará mañana) aunque
sin alterar la rigidez del postulado resaltado entre paréntesis. A
nivel humano, el predominio de la fuerza bruta parece estar dejando
paso a una inteligencia no menos bruta, lo emocional a lo racional,
el hambre a la hartura (hace una década que la población con
sobrepeso es mayor que la famélica), la discriminación a la
igualdad, la religión a la indiferencia, la actividad al
sedentarismo y el clima fresco al agobiante.
Por
lo que a los sistemas políticos se refiere parece que las dictaduras
van perdiendo vigencia a pesar de los abusos de los partidos y las
democracias apuntan hacia una mayor participación ciudadana (cosa
que ocurrirá cuando los jóvenes se den cuenta de que su porvenir
depende del compromiso político), por lo que habría que esperar un
futuro más social. No hay que creer en las promesas electorales
(seguramente no hay que creer en ninguna promesa) pero hay que hacer
caso a las corrientes. El mundo se calienta, sus habitantes engordan,
leen menos, interactúan cada vez más a través de las redes a pesar
de lo cual aumenta el aislamiento. No se ve interés por trabajar en
equipo sino simplemente en dejar de trabajar. La genética podrá
hacer mucho por mejorar la especie, pero me temo que la demanda irá
más hacia la estética que hacia el talento que resulta más difícil
de codificar. Si se hace un retrato robot con las tendencias que
destacan en la actualidad se deduce que acabaremos en pocilgas
atendidos por máquinas en lugar de en hormiguero o industriosa
colmena. La pereza ganará a la diligencia, la comodidad a la
actividad, la mentira hace tiempo que ha suplantado a la verdad, el
corta y pega a la creatividad, la imagen a la palabra. En definitiva,
todos los atributos negativos que se aplicaban a la burguesía en
tiempos de la oprobiosa, cuando se creía que era una forma de ser de
derechas, conformarán la vida de aquí a poco porque la mayoría así
lo va decidiendo. Pese a todo hay que votar el 28 de abril, a ser
posible a un partido de izquierdas (en realidad queda solo uno).
CIRANO
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