POR EL HUMO SE SABE DONDE ESTÁ EL FUEGO






Los comentarios políticos suelen ofrecer opiniones, ideología o intuiciones en lugar de datos contrastados. Tomados con precaución, pueden ser pasables si no pretenden enturbiar el ambiente. Es a lo que aspiro para la especulación que hago sobre el crecimiento de la extrema derecha. La hipótesis propone que tras una crisis económica profunda ocurre un brote del fascismo. Pasó en el 1929 y se repite ahora. Las razones de estas turbulencias las sabrán los entendidos, si es que no se trata de un fenómeno caótico del que se aprecian los resultados sin conocer las causas, como pueda ser la propia vida o el origen del Universo.
Por lo que he oído, la raíz de la crisis iniciada en 2008 y todavía viva fue el abuso de poder y la corrupción de las entidades financieras. De la misma manera que se deforesta la selva para explotar cultivos intensivos, los bancos esquilmaron a los ahorradores para especular sin ninguna seguridad con su dinero. Lo peor del saqueo actual ha sido la falta de elegancia intelectual de los ejecutivos económicos y políticos al tomar a la gente por idiota. Cuando se tiene la sensación de que te engañan y de que la ley no te defiende, hay quien tira por la calle de en medio. Los más veniales se inclinan por votar a la extrema derecha para dañar a un Sistema no protector. Esto es lo que ha pasado en Inglaterra con el Brexit, en USA con Trump, en Italia con Salvini, en Brasil con Bolsonaro y en Andalucía con VOX. El paso siguiente es salir a romper escaparates.
Los procesos que se ajustan a una función sigmoidea, sea cual sea su fundamento, tienen un comportamiento idéntico: empiezan despacio, evolucionan hasta hacerse irreversibles, alcanzan un máximo y vuelven a enfriarse. Su trayectoria se puede representar por una S, de ahí lo de sigmoideo, donde la ida y la vuelta dibujan la misma silueta. Durante las dos colas, la de encendido y apagado, el proceso es controlable, pero en la zona de actividad se autoalimenta, por lo que no conviene provocar situaciones que se aproximen a ella.
El liberalismo contradice a la democracia cuando oferta libertad absoluta a los poderes económicos frente al objetivo de bienestar común que persigue la democracia. Al descuidar el mantenimiento de los servicios públicos que usufructúa debilita logros sociales adquiridos con la contribución de todos. Si entre estos bienes se encuentra la educación, al descontento que origina la desigualdad se une una bolsa de incultura difícil de controlar, sobre todo, por su fragilidad ante las mentiras que llegan por las redes sociales ampliamente manipuladas. Este año la revista Times ha reconocido como personaje del año a “Los guardianes y la guerra de la verdad”, lo que supone una denuncia de las prácticas de difusión de noticias falsas que tienen visos de normalizarse como ha ocurrido con la corrupción.
Si el trabajo se hubiera entendido consustancial a la vida y no una maldición divina se habría respetado más. Pero al considerarlo una carga se ve como el inevitable peaje que debe exigirse a los pecadores por parte de los elegidos. La muy respetable sociedad puritana del sur de los Estados Unidos se lanzó a una guerra para defender el privilegio de poseer esclavos, cuyos ramalazos todavía no se han extinguido del todo. Las creencias se actualizan para mantener la confrontación entre buenos y malos, puros e impuros, pecadores y redimidos. La xenofobia, el nacionalismo, los valores llamados eternos esconden intereses de minorías ruidosas que ahora tienen capacidad de manipular a descontentos y desinformados. El poder explosivo de este tipo de actitudes no se conoce hasta que no se produce la deflagración. De momento por el humo se sabe donde está el fuego.
 CIRANO

2 comentarios:

  1. En efecto es una protesta mundial, o al menos occidental por ahora, que rechaza líderes "al uso," colectivos autoorganizados a través de las redes con un denominador común: empobrecimiento, ninguneo, desengaño...

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  2. Estoy de acuerdo Luis. Como bien sabes, el mimetismo es un mecanismo aglutinador muy eficaz. Funciona sobre el sustrato emocional y es sensible a ráfagas de amor (a los colores, a la bandera, a la patria) o de miedo (a los foráneos, a los distintos, a los separatistas). Es posible que el miedo imaginario generado en las redes se encauce hacia partidos con mensajes patrióticos y olvide lo importante como dices.

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