Una de las
pocas cosas que recuerdo de mi estancia en Inglaterra es que los
enchufes ingleses son de tres clavijas (lo que no quiere decir
trifásico): una, supongo, es la derivación a tierra y las otras dos
presumo que son para la entrada y la salida de la corriente eléctrica
que como todo el mundo sabe consiste en el chorro de electrones que
circula por un cable llamado conductor. Las relaciones personales
también necesitan tres líneas de comunicación. Una va a tierra
como en la electricidad, otra a la esfera racional y la tercera a lo
emocional. Los pulsos de energía que circulan por el cableado deben
estar compensados, sobre todo los que conectan con los demás. Las
corrientes afectiva e intelectual se adaptan a la personalidad de
cada uno, habiendo circuitos de uso familiar y general.
La
primera ley de la corriente sentimental trata de la sensibilidad y el
sentido de los afectos necesarios para mantener el estado
estacionario, al que se suele mal llamar equilibrio. El cariño y la
racionalidad se ajustan en la misma balanza con el propósito de no
recargar uno en detrimento del otro y, desde luego, no olvidar la
conexión a tierra. Esta fase soporta el egoísmo y hay que manejarla
con cuidado porque puede dejar sin suministro a las otras dos. Lo
ideal sería contar con un manorreductor digital que dosificara los
flujos de manera equitativa.
En
sociedad funcionan manorreductores de varias clases, pero como sucede
con todo lo que se refiere a clases, los hay de primera, de segunda y
de tercera segregados por el precio. Los pobres bastante tienen con
utilizar manorreductores de segunda mano como los que comparten los
niños de la escuela pública. Los de calidad se venden en las
tiendas de lujo de los barrios residenciales. Estos sofisticados
artilugios solo son superados por los construidos a mano para
magnates y mafiosos (en el caso de que no coincidan).
Yo
compré un manorreductor de baquelita en un bazar de todo a cien
cuando estaba en el paro y todavía no he podido sustituirlo a pesar
de los calambrazos que suelta. Porque este es el principal peligro,
la electrocución. En la cola para renovar la tarjeta del paro se
suelen ver personas que se quedan secas por las descargas. Los tipos
de seguridad los llevan a la sombra para que se repongan, como si el
desmayo por no comer se solucionara con un abanico. Me he enterado de
que tener nociones básicas sobre electricidad emocional ayuda a
encontrar trabajo y si doy pistas es porque acabo de conseguir uno
que me suministra corriente trifásica para ir tirando.
CIRANO
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