ALEGATO INGENUO SOBRE EL ALEGATO






En mi última entrega al Garrotín, me preguntaba por la solución o salida de la violencia con la que convive la especie. Ahora, me intereso por su origen y, como siempre, lo hago desde la percepción particular de una filosofía barata sin aditamentos eruditos; se trata de genuino pasatiempo de aficionado.
Un comentarista ingenioso, que se hace llamar Huarte Goliardo, simpatizante quizá de aquellos frailes medievales que iban de convento en convento y de juerga en juerga (Cervantes los ve pasar por el Quijote) sin ninguna base teológica o con la única razonable, me da pie a confesar que, en lo literario, yo también soy goliardo, visitador de lecturas diversas sin conocimiento profundo de ninguna y, como ellos, peripatético.
El genoma de todas las formas individuales en las que se expresa la vida lleva información para que el mensaje pueda saltar a la siguiente generación y para eliminar al mensajero. También hay genes que determinan que se tire por la calle de en medio, destruyendo otras formas de vida de manera violenta sin esperar al aterrizaje natural. A mi entender existen dos orígenes de la violencia: el que guía la supervivencia del individuo siguiendo la cadena alimenticia, y el que persigue la continuidad de la especie. El ciclo de la muerte violenta que impulsa la vida es una estrategia de supervivencia y no merece descalificación moral. El león que mata al cervatillo débil será poco estético, pero es legítimo. Constituye el eslabón elemental de la conservación de la vida y lo practican todos los seres vivos incluyendo los veganos.
El procedimiento de reproducción sexual llevó a los machos de los mamíferos a utilizar la violencia para competir por el apareamiento con el que se propaga la vida cosificada en el individuo. Para eso se vive, no hay otro objetivo, lo demás son peripecias que ayudan a ese único fin. El hombre no ha nacido para conquistar el mundo, ni para poblar el espacio, ni siquiera para salvarse, la única utilidad del cuerpo humano es reproducirse para mantener la vida.
El egoísmo del instinto de supervivencia impone al individuo la necesidad de alimentarse dotando a cada especie habilidad para conseguirlo. Con la misma tiranía que actúa el hambre en beneficio propio, lo hace el instinto sexual en beneficio de la especie. Cuando el macho tomó conciencia de que era imprescindible para el nacimiento de los hijos que alumbra la hembra, la degradó a cultivadora de su semilla aplicando violencia y desencadenando la espiral del poder. Supongo que se debió entender pronto que conseguir hembras era un recurso eficaz para progresar.
El desarrollo de la inteligencia determina que la fuerza deje de ser decisiva. Los animales luchan por la comida; individuos de distinta especie se matan entre sí para comer; los de la misma lo hacen por las hembras y más tarde por el dominio que incluye a la hembra. En esta batalla se elegía al líder en la era de la bestia, ahora las disputas son más sutiles y abigarradas. La civilización puede atenuar la violencia, pero no evita la lucha por el poder.
Una nueva etapa se abre con la batalla que plantean las mujeres, lo que supone un avance social ya que hasta ahora eso era cosa de hombres. No hay que olvidar que la estrategia de lucha por el poder sintoniza con el cambio social. Los modelos se desgastan y se vuelven ineficaces. Lo que fue útil hasta la globalización, ya no sirve. En sociedades desarrolladas y pacíficas a más influencia religiosa menos progreso y a más poder masculino, también menos progreso. El ceremonial actual exige ropaje laico y femenino. El objetivo es eliminar cualquier tipo de discriminación en la república ciudadana, y en eso estamos.
CIRANO

1 comentario:

  1. INDALESIO CARRERA12 mar 2018, 10:23:00

    Aunque comer y follar son los dos elementos más básicos e inamovibles del ser humano, estoy seguro que la mujer tiene otros atributos que la hacen más diferentes del rudo y estúpido hombre, como es la ausencia de miedo y por lo tanto de dopamina, por eso las mujeres carecen de miedo y son más vulnerable a las agresiones, pero más sensible a la violencia machista.
    Soy más receptivo a sentir que se debe luchar por la igualdad de los sexos, ya que la brecha salarial es violencia del capitalismo, y la sufrimos ambos sexos como reacción política. No veo que exista diferentes comportamiento entre sexos en la reacciones instintivas, y si en las actuaciones políticas y en los comportamientos de lucha de clase y por que de no, de dominación.

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