Asistí el otro día, 23/10/17 para ser exactos, a la charla que José Martínez Olmo, senador socialista y experto en gestión sanitaria dio en el Ateneo de Málaga, patrocinado por la Patronal de la Sanidad Privada, con el título El futuro de la Sanidad en España. Con discurso bien hilvanado y mejor razonado en defensa de unos intereses concretos, bajó del Sinaí con un libro en el que predica que la sanidad pública española no tiene otro porvenir que su maridaje con la privada. Tras echarle las culpas del estado de la cuestión al Partido Popular, en parte con razón, defendió la cohabitación de los dos sistemas, con la privada parasitando a la pública. Nunca he entendido por qué una actividad con ánimo de lucro tiene que funcionar mejor que la oficial. Si la sanidad privada que vive de la pública no ganara dinero no existiría y si lo gana debe ser porque ofrece menos servicios o da peor calidad. Yo he trabajado cuarenta años en un hospital público haciendo lo que podía, y no entiendo en qué hubieran mejorado mis prestaciones con un sueldo más alto. Cuando firmé el contrato supe a lo que me comprometía. Me consta que la gran mayoría de los profesionales sanitarios lo hacen lo mejor que pueden dando todo lo que tienen. En mi caso y como entiendo que la práctica médica puede reflejar sus logros en publicaciones, he procurado dejar el rastro de mis actividades en revistas científicas. La carrera profesional se puede valorar revisando los trabajos publicados y, sobre todo, se puede comparar con la de otros profesionales de la especialidad que trabajaban en la privada. Si comparando datos objetivos se dedujera que en la pública se hacen las cosas mejor que en la privada, se cuestionaría la hipótesis de que la dependencia oportunista de una sobre otra sea irrenunciable. Más bien se demostraría que los convenios con la privada no mejoran la calidad asistencial, por lo que se le puede preguntar a la administración por qué contrata servicios externos que ella puede hacer mejor y más barato.No estoy apelando a la vieja utopía de la igualdad. El mero nacimiento ya nos clasifica de acuerdo a la distribución de rasgos, cualidades, valores o lo que se quiera. Los humanos no somos homogéneos en edad, peso, altura, inteligencia, belleza, astucia, honradez etc. Lo que se pretende es que seamos iguales ante la ley y que gocemos de las mismas oportunidades. La justicia social no persigue uniformidad sino equidad. La evolución social es un proceso que observado con perspectiva histórica va limando diferencias a costa de mucho esfuerzo y muchas víctimas. Choca que un partido que se proclama socialista sea un obstáculo para ese avance y que actúe como gestor coyuntural de involución sin situarse claramente del lado de los débiles. Como explicó Marx, el único instrumento que le hace cara a la explotación es la lucha de clases donde cada uno debe saber a qué estamento pertenece.El discurso temerario de que el erario público tiene que hacerse cargo también del coste de la privada me suena a camelo. La pregunta es ¿por qué el Partido Socialista se deja seducir por la doctrina neoliberal? y la respuesta está en lo que dijo el representante de la Patronal Sanitaria al introducir el acto. Resulta que habiendo asistido en Madrid a la presentación del libro por parte del presidente Felipe González… no podía dejar de llevar estas buenas noticia a su ciudad que no era otra que Málaga. Si en lugar de renunciar al marxismo el aludido líder hubiera renunciado a los consejos de administración de multinacionales tramposas o a la extorsión de dinero público, tendría más credibilidad. Pero viniendo de alguien que respaldó a quien había metido mano en el bolsillo del pueblo la cosa se enturbia como suele ocurrir cuando los traficantes de falacias entran en acción. Porque no hay que olvidar que a Barrionuevo ministro y a Vera subsecretario se les condenó por malversación de fondos públicos y secuestro; lances de aquella mala película de los GAL.
Otro análisis falaz del profeta fue asumir la mala gestión de los recursos como coste necesario del Sistema Nacional de Salud en lugar de ofrecer soluciones o de explicar los fallos que han cometido las autonomías, que como la andaluza, han sido gestionadas por el PSOE, desde que vivimos en democracia. En definitiva, vino a servirnos un plato de pestiños bien rebozados en miel, espolvoreados con canela y matalauva, sin considerar que este fruto de sartén debe consumirse con precaución por indigesto y su alto contenido calórico. En ese camino, los socialista se encontrarán con ellos mismo peleando por administrar empresas privadas trasvasadas de lo público sin llegarle al ombligo a la derecha de verdad porque en el capitalismo quien nace grumete no llega a capitán
CIRANO
No estuve en esa conferencia y ahora lo lamento. Es posible que la coexistencia de la medicina pública con la privada sea inevitable, pero lo no lo es es, tal como se dice en tu artículo, que un destacado teórico del PSOE lo haya interiorizado de tal manera que convierta lo inevitable en parte del modelo sanitario público. No me quiero extender pero hay algo en tu texto que me interesa sobre todo y es la dificultad de esta izquierda para gestionar el capital humano, un asunto que como dices no es solo cuestión de dinero. Lo que si está claro es que al Estado es posible que le salga más barata la connivencia con la medicina privada, pero a los ciudadanos le saldrá mucho más cara sin que por otro lado la calidad esté garantizada.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo, agradezco el comentario y hago hincapié en que “lo que se pretende es que seamos iguales ante la ley y que gocemos de las mismas oportunidades”. Así que siendo inevitable la convivencia de lo público y lo privado, pregunto si por el bien general, por defender la salud del sistema capitalista no debería el Estado garantizar la inviolabilidad de sectores sensibles como la salud y la educación. Lo que pongo en cuestión es el planteamiento de la socialdemocracia al plegarse el modelo neoliberal que sacrifica lo público a lo privado: yo me lo guiso y yo me lo como. Sabido es que cuanto mayor es la muestra más garantías hay de seleccionar a los mejores. El socialismo debería tener claro que su masa social es la clase trabajadora y no la acaudalada, por lo que reclamo consecuencia con sus siglas.
EliminarMis felicitaciones estimado CIRANO, leerte es cómo hacerlo en una parte de nuestra historia. Saludos
ResponderEliminarTrabajo en la Administración del Estado y comparto lo expuesto en el artículo, del que el último párrafo es particularmente certero y rotundo: en lugar de tomar medidas para funcionar más eficientemente (ellos que pueden y tienen esa responsabilidad), prefieren que se dé cada vez peor servicio para que haya que acudir a la contratación externa. Lo tienen fácil, sólo tienen que ir minando los recursos materiales y humanos, cuando no perpetrar un literal saqueo de dinero público.
ResponderEliminarEso sí, ese famoso exlíder al que aludieron, si no de grumete a capitán, por lo menos a sargento en los consejos de administración sí ha llegado. ¡Hay que ver lo que entienden nuestros políticos de electricidad!