A pesar de la sabiduría
que suelen encerrar los proverbios, sobre todo si son chinos, el que
afirma que cuando el sabio señala la luna, el necio mira el dedo,
se puede cuestionar a tenor de los acontecimientos consuetudinarias
que acontecen en la rúa. Una variante sin maldad vendría a decir
que cuando un político señala un asunto, lo acertado es mirar al
portador del dedo y no al asunto.
No voy a aburrir con la
versión catalana del regate que distrae a los ciudadanos de lo que
realmente interesa a saber, recortes, privatizaciones, reforma
laboral, brecha económica, desigualdad, señalando el dorado en
forma de independencia. Demasiado burdo para venir de la región
española que pasaba por ser la más instruida y avanzada. Mirad a
Rajoy lanzando el dedo a cualquier parte que no sea al fondo de
pensiones, la condonación de deuda a la banca, el contrato precario o
a la Audiencia Nacional donde se sienta lo que en otro tiempo fuera
Itálica famosa; y lo que les queda. También cautivan los gestos de
los socialistas jugando al despiste mientras incumplen los estatutos
y el mandato del Comité Federal del Partido. La Gestora tiene la
picardía de preguntar a los parlamentarios que perderían escaño en
caso de repetir elecciones, si mantienen el no a Rajoy o se inclinan
por la abstención y ellos contestan que lo que quieren es seguir
chupando del bote por el bien de España. Ni siquiera Podemos se
libra de lanzar señales falsas para reclamo de incautos antes de
reconocer la torpeza cometida con la estrategia del zorpasso.
Lo
preocupante de todos y cada uno de estos casos es la sumisión del
pueblo que desde que se deja llamar ciudadanía ya no es lo que era.
Parece que al cambiarle el nombre le cambian el carácter. La
flojedad del término impulsa flojedad del ánimo. La pérdida de
identidad determina fragilidad del conjunto. Primero fueron los
sindicatos, luego las movilizaciones, ahora miramos a donde nos
señalan y hacemos lo que nos mandan sin indagar a donde vamos ni por
qué lo hacemos. Nos fiamos más del envoltorio que del contenido.
Con lo que se ahorraría
hablando claro, respetando las leyes y cumpliendo las promesas habría
hasta para chucherías. Cuando un político señale la luna, tiéntate
el bolsillo porque acabarás pagando los platos rotos.
CIRANO
Más bien Cartago Nova, Italica fue fundación romana. Por lo demás de acuerdo.
ResponderEliminar"Estos, Fabio, ¡ay dolor!, que ves ahora campos de soledad, mustio collado, fueron un tiempo Itálica famosa".
EliminarSupongo que no hace falta aclarar que la metáfora se refiere a quienes otrora fueron famosos y que ahora son carne de banquillo. Aquí si hay que mirar a la luna y no al dedo.
Pensaba que era un juego de palabras entre la trama Púnica, de ahí mi precisión...nada más
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