Puede que el primer
esbozo de inteligencia humana fuera la percepción de la
individualidad y que la lucidez consista en saborear la soledad de lo
irrepetible. Los estudios de mapeo genético, el diagrama de barras
personal, están confirmando la extraordinaria diversidad de los
individuos de la especie. Entre los varios millones de genomas
analizados no han aparecido todavía dos idénticos, lo que confirma
la intuición que cada uno tiene de sí mismo como personaje
singular. Si somos la única copia que manufactura una máquina de
ensamblaje aleatorio, no habrá esperanza de encontrar otra pieza que
coincida plenamente, no ya en las formas, sino mucho menos en las
ideas, las emociones y todos los atributos de la mente humana entre
los que están las ilusiones, deseos, imaginación etc. Desde la
diversidad a lo que se puede aspirar es al encaje como cuñas de la
misma madera.
Hay estudios que
defienden la hipótesis de que el ser humano puede alimentar una
relación estrecha con unos 150 conocidos con los que trata a menudo,
mantiene una relación cercana y a los que puede acudir en caso de
urgencia. De esos, son amigos de verdad, signifique lo que signifique
verdad, el 3%, lo que supone un máximo de cinco. La ignorancia
absoluta de la interioridad de nadie me inclina a formular algunas
preguntas. ¿es normal (variable estadística más frecuente) la
identidad total entre dos personas? ¿se puede transferir a alguien
todo lo que se lleva dentro? ¿cuál es el mínimo de intimidad que
debe intercambiarse para ser considerado íntimo?
El entendimiento
coloquial entre humanos se realiza por aproximación. Nadie tiene en
cuenta la definición formal de amigo a la hora de manejar el
concepto que aplica en sus relaciones. Tampoco se utilizan baremos
para medir el grado de proximidad de los conocidos. El comportamiento
en cada caso depende del análisis estadístico automático que
realiza la mente cuando se producen los encuentros. La percepción
final dependerá de la satisfacción de las expectativas con las que
se acercan cada uno de los intervinientes. Como los humanos no son
miscibles ni en el plano físico, cosa que parece evidente, ni
tampoco en el mental, la amistad o intercambio de afecto es un
proceso aleatorio y limitado. No creo que exista nadie a quien pueda
transferir toda mi intimidad, ni otro yo dispuesto a volcar en mi
todo su contenido sentimental. La amistad es un paliativo a la
soledad que impone la singularidad, tanto más necesaria cuanto menos
armada esté la mente de los individuos. Necesitar muchos
acompañantes es señal de poca consistencia personal; indica falta
de capacidad de éxtasis, ese ensimismamiento que te hace omnipotente
si conoces tus limitaciones. Es función que cumplen las iglesias y
las congregaciones donde el individuo reconoce sin complejos su
carácter gremial y la condición subordinada.
Otra cosa son los
independientes. En el siglo de oro eran calificados de inquietos los
sospechosos de ser cristianos nuevos, los tibios o los caprichosos.
Huarte de San Juan en el Examen de ingenio para las ciencias,
introduce el término: “A los ingenios inventivos llaman en lengua
toscana caprichosos, por la semejanza que tienen con la cabra
en el andar y en el pacer. Esta jamás huelga por lo llano; siempre
es amiga de andar a solas por los riscos y alturas.” En el elogio a
la Moría de Erasmo se hace una llamada a la eutrapelia o
intercambio amistoso: “Pues habéis de saber que no hay goce alguno
de las cosas si no se comparte con otro”. Lo que interesa saber es
qué cosas son las que se deben compartir y con quién.
CIRANO
Lúcido análisis, Cirano. Si acaso matizar que las relaciones con los demás resultan según nos sintamos con nosotros mismos en los momentos de proximidad.
ResponderEliminarFreudiano.
Me parece muy interesantes y caprichosos los argumentos. Y realmente creo que solo se llega a una autentica amistad cuando se comparte lecho y después de hacer el amor. Dura poco, pero es más que nada.
ResponderEliminarEl lúcido Cirano está entre mis cinco y yo, estoy seguro, entre los cinco suyos.
ResponderEliminarMuchas reflexiones, tormenta de ideas, con tu sabroso artículo, amigo Cirano.
ResponderEliminarSolo transcribo algunas:
Oso contestar a tus preguntas:
No es posible la identidad total entre dos personas, sólo momentáneamente en la fusion amorosa, en la plenitud de algunos orgasmos y, al parecer, en el éxtasis místico. Porque lo que yo pienso de mí es en gran parte reflejo de lo que el otro me devuelve en espejo sobre mí.
No se puede transferir todo lo que se lleva dentro, dado que "la gran parte del Iceberg es oculta".
El mínimo de intimidad se define, de forma explícita, sobre todo implícita, entre los intervinientes en cada momento. El mínimo es muy variable. Valga como ejemplo el grave conflicto que los soldados americanos crearon en Europa en sus relaciones con las europeas: para ellos la amitad era caricias, ternura, total proximidad, desde el inicio.. Para ellas eran unos "frescos, salíos" porque había que esperar, extendían su mano poniendo distancia, hasta quela amistad fuera "auténtica".
La mente funciona más estocásticamente que estadísticamente, como aludes después: " la amistad es un proceso aleatorio y limitado"
Y bueno, dejo la tormenta de ideas... y gracias , Cirano, por desencadenarla
Cuando usted quiere bien que se luce, señor birlibirloque. Ni que fuera profesional ligero.
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