Y ESTO DEL MALTRATO ?

                                              

Qué angustia el tema este del maltrato a las mujeres y que lejos queda aquello terrible- ¿o no tan lejos?, de “ellas son como las mulas maliciosas, hay que tenerlas a raya para que no se levanten” o “pégales porque, si tu no lo sabes, ellas saben porqué”.
En este sentido qué alto, altísimo, reconocimiento merece la lucha de las mujeres y lo bien fundamentado de discurso feminista. Sin embargo una narrativa, políticamente correcta, con grandes puntos ciegos, se ha institucionalizado y, ¡ay del que la contradiga!, en torno al macho dominante, posesivo y asesino. A lo que alguien ha calificado de nazifeminismo y cuyo discurso es el negro árbol que impide ver el bosque, que es un bosque centenario, milenario, donde han crecido el árbol del amor, pero también el árbol de la violencia. Se han multiplicado uno y otro. ¿Y cuales han sido los abonos, en el caso de la violencia?,: todo tipo de carencias y, en nuestro medio, carencias, hambre crónica de afecto, de reconocimiento, de aprecio, de validación como ser social, etc. Al ahondar en los estilos de vida, en las biografías de estos “machos,” brillan con luz propia el miedo al abandono, a revivir las experiencias de desamparo, las vivencias de rechazo frío y reiterado, las pesadillas, el pavor nocturno, las largas noches de ansiedad, que arrastran consigo como distintivo existencial, el andamiaje semiótico –relacional que les empuja a ir buscando un sostén, seguro, híperseguro, que los redima de este bagaje emocional. Y estas vivencias- experiencias son las que le llevan de la mano para establecer una determinada adicción al alcohol, otras drogas, a algunos trastornos psiquiátricos y, a veces también, a una elección de pareja y , concierta frecuencia, algo ciegamente, topan con una imagen especular de otro sexo y las dosis de felicidad que florecen al principio se van tornando con el paso de los días en frustración, pánico al abandono, culpa, celos: espiral de vida que los-las acerca a revivir experiencias dolorosas del pasado vivido, requetevivido.
Esto no es una justificación de los terribles crímenes, Solo una invitación a otear qué hay detrás del árbol que tapa el bosque y asentar las ayudas en la detección precoz de la instauración de esa inercia relacional que va generando, al discurrir de sus días y sus noches en estos contextos, una convivencia imaginada, soñada para rellenar tan hondos vacíos y que el caballo desbocado de la frustración transmuta en un galope imparable, si no se detecta a tiempo, hacia ese terrible final.
By the wai, ¿por qué ellos, con alta frecuencia, se suicidan tras el el horrendo crimen?      Birlibirloque

4 comentarios:

  1. COMO UNA FLECHA
    De chico, cuando en la pandilla se aprendía a ser macho, cuando se entrenaba la hombría que algún día se tendría que ejercer, el que pegaba a una niña era apartado del grupo con el desprecio más absoluto. Si hay algo claro para un macho es que a la hembra no se le pega ni, mucho menos, se la mata. Los machos luchan por conseguir las hembras para aparearse con ellas no para apoderarse de ellas. En una de mis novelas novelo que los clérigos proceden de machos inhábiles para el combate o la caza que se quedaban en el poblado cuidando de las mujeres y los niños. El maltrato a unas y otros es desahogo de hombres inferiores que pretenden controlar a quienes les desprecian porque el valor (vis, fuerza, varón) se demuestra en la pelea y no en la cocina. Nada, excepto la religión, obliga a aguantar a quien no se soporta ni a permanecer un minuto con quien no se entiende. Antes de levantarle la mano a una mujer el hombre debe levantar el campo y buscar otro caladero si es que lo necesita. Si se matan después de asesinar a alguien más débil es porque además de cobardes son malvados. No hay que entrar en razones por las cuales hacen lo que hacen, el asesinato no se justifica ni antes ni después de cometido. Si la mujer es mala huye de ella si es buena intenta hacerla feliz.

    ResponderEliminar
  2. Que valor tiene Cirano hacer una valoración de este tema tan especial y con palabras tan ambiguas, Yo creo que es un tema que debe tratarse con mucha objetividad y cuidado, porque se presta a malas interpretaciones.
    Creo que en la educación del macho hay mucho que hacer, pero ojo tambien en la mujer. En los comportamientos los hombres deben ser muy cautos igual que la mujer que no debe echar leña al fuego. Quizás para no seguir con mucho, debamos saber que lo importante es el conocimiento tanto en lo educacional como en lo cultural, y que si esta sociedad esta enferma para curarla todos los segmentos deban ser cuidados y enseñados, es la mejor terapia. Vea sino señor Birlibirloque la composición social de las sufridoras mujeres.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No sé donde ve el amigo Cué ambigüedad en lo que digo, a no ser que confunda lo que dice Cirano con lo que defiende Birlibirloque

      Eliminar
  3. O me he explicado mal, amigo Cirano, o ha leído muy a la ligera mi texto o, ¡ qué pena,! su relato es buena muestra de ese discurso oficial, políticamente correcto, de la dominación del macho, que es el árbol que impide ver el denso bosque que hay bajo esas apariencias: la complejidad del fenómeno, propia de la conducta humana, como tan trágicamente se expresa en la relación de pareja conflictiva que hallamos en el tema que tratamos. Ir más allá de la dominación, que es un factor históricamente presente, pero que no agota el abordaje del tema, permitiría dedicar algún dinero a la detección precoz de esa dinámica que acaba con la muerte de mujeres.
    Que, desgraciadamente, sigan aumentando el trágico goteo, a pesar del ingente esfuerzo, ¿ no nos debería llevar a profundizar en lo que a tal fatídico puerto arriba?

    ResponderEliminar