EL DEBATE



Pedro Sánchez no tiene quien le escriba, excepto parientes y allegados a la máquina del clan. Ha perdido la gracia que un día sonrió a su partido casi sin merecerlo y no encuentra remitente. Se ha esfumado esa verdad falsa que venden los que ganan elecciones por casualidad, por esas causas desconocidas que arrastran votos como hojas secas llevados por el viento. Esa querencia del poder se le aleja a pesar de su tipo de maniquí aliñado con posturas estudiadas y gestos medidos para la galería. Le falta convicción porque los socialistas creen lo que dice el mercado de ellos y porque tienen demasiados topos infiltrados en su agujero. Cuando Felipe González rompió las tablas del marxismo como un Moisés airado selló el pacto con el capital que ya le guardaba el puesto en consejos de administración oscuros y lo utilizaba para exculpar corrupciones propias y ajenas.
El socialismo no murió en la URSS porque nunca se dio allí ni ha muerto en Venezuela porque tampoco se ha dado. El socialismo se ensayó con éxito en Cuba mientras pudo respirar y estará en Marinaleda hasta que entren las hordas salvajes del capital con el reclamo de la libertad. El socialismo está por ver y el capitalismo por olvidar.

Alberto Rivera es un pijo almidonado que viene a planchar la ropa arrugada de la derecha. Como los niños repipis de colegios de pago se sabe la tabla de multiplicar y la lista de los reyes godos de carrerilla. Reza sus oraciones de rodillas con los ojos puestos en la Moncloa donde le han dicho los banqueros que llegará si se porta bien. Nunca sale de noche y ayuda en las tareas de casa poniendo especial cuidado en doblar bien los manteles y sacarse el puño de la camisa como por descuido. Todo el vecindario sabe que es un niño bien educado que empuja el carrito de la anciana y da limosnas a la pobre, pero que rebaja el sueldo a la doncella aplicando la nueva ley laboral. El día de la Inmaculada irá al colegio, junto con su mamá y sus hermanitos, a renovar las promesas de pureza a la Virgen que lo ilumina y reclamar fuerza para las pruebas terribles que le aguardan. Pedirá, sobre todo, que la mano derecha no llegue a enterarse nunca de lo que tendrá que hacer la izquierda y viceversa. Se centrará en el rezo del rosario en familia y en la ducha fría para espantar al maligno aparentando modernidad para atraer a la gente de bien.

A Pablo Iglesias se le ha roto la caja de los grillos y se le están escapando los mensajes. En su afán de hacerlos volver al campamento está reclutando bichos de otras especies entre los que se le cuelan pájaros y reptiles que revolucionan la asamblea. En mi paseo en bicicleta de esta mañana he tropezado con una amiga empoderada de las que no se pierde acampada que estaba sembrando encinas al borde de la segunda pista del aeropuerto. El anarquismo ingenuo es así, cualquier espacio es bueno para la reforestación y para la protesta. Con este personal enredado en círculos tendrá que hacer equilibrios para conjurar arbitrariedad y disciplina, porque si hoy son encinas en el aeropuerto mañana pueden ser perreras en el salón de plenos. Es lo que tiene irse de la lengua y creerse que se puede salir de la tormenta dándole el timón a los galeotes. No sé cómo no le da miedo las cosas que dice o los eslóganes que usa. Está necesitado de clientela sensata de izquierdas que quiere seguirlo en cuanto sepa a donde va. El buen pico se puede utilizar para cacarear o para entonar melodías; hora es que componga la sinfonía que la izquierda quiere oír. Para renovar el mensaje de OTAN de entrada no, es mejor que se calle porque parece que quiera emular a Pavarotti en el “Nessun Dorma” de Turandot (ma il mio mistero e chiuso in me) sin soltar prenda sobre: ¿banco nacional, eliminación del Senado y las Diputaciones, recuperar la gestión del agua y la basura, nacionalizar la energía, denuncia del concordato, no participar en ninguna guerra fuera del territorio, apostar por energías limpias, no desahucios, no a la fábrica de armas, prioridad a la sanidad, educación e investigación públicas, República o Monarquía…?

La señora Sáenz de Santamaría se aprendió de memoria el temario de las oposiciones y lo repitió tantas veces que se ha quedado con el deje de empollona que suelta palabras ordenadas y justas como los desfiles militares chinos. Hace lo que se espera que haga con pulcritud y disciplina, no deparará sorpresas ni sobresaltos, se mueve como una equilibrista en el filo de la espada. Ésta nunca plantará un árbol sin permiso del capataz ni se sentará en las aceras pidiendo justicia. Su palabra favorita es libertad para el jefe y obediencia para el subalterno. Le gusta jugar de mediocentro en el equipo donde el que tira los penaltis se escaquea del juego duro pero no de la prima que da el tesorero bajo cuerda. Sabe que está en el partido que premia a los buenos y castiga a los malos, sin que se sepa muy bien quienes son unos y otros. Baila si hay que bailar y reza cuando lo manda la Santa Madre Iglesia esperando el santo advenimiento que quizás le llegue en la próxima legislatura.

CIRANO

2 comentarios:

  1. Magnífico en contenido y forma. Espero , amigo Cirano, que estés siguiendo el discurso del gran marginado: Alberto Garzon. Lúcido, realista, verdaderamente anticapitalista. Esperemos que la izquierda lo esté valorando.
    Salud y república

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  2. Lo sigo y lo lamento sin entenderlo, como aquello que decía mi abuelo: era de noche y sin embargo llovía.

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