HOY LAS CIENCIAS ADELANTAN QUE ES UNA BARBARIDAD






En la zarzuela la Verbena de la Paloma el boticario Don Hilarión canta que ya se puede tomar el aceite de ricino sin problemas y su amigo Don Sebastián contesta que hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad. El ferrocarril, el teléfono, el automóvil o la lámpara incandescente eran inventos que daban vértigo en la España agrícola de 1894. Dejar la diligencia para subirse al tren pudo ser el primer paso que convirtió al director en ejecutivo.
Igual que Don Sebastián me sorprendo yo ahora de la rapidez con la que se ha pasado del ordenador al móvil. Los viejos correos electrónicos están perdiendo su utilidad porque su insoportable lentitud retrasa la comunicación. La antigua máquina de sobremesa tarda en encenderse, ocupa las manos e invita a textos largos. Tales impertinencias las corrige la brevedad del mensaje que se vuelca en el todoterreno del smartphone. Si me vieran a mi escribiendo para El Garrotín sobre papel y con pluma me relacionarían con un Don Hilarión atrasado que desconoce la aspirina.
Antes de la revolución científica de Newton (por proponer una fecha arbitraria), la supervivencia dependía de la condición física. Pero ahora la energía ha dejado de ser determinante desde el punto de vista social, aunque no desde el fisiológico. La obesidad y la diabetes tipo 2 son consecuencia de esa contradicción: organismos diseñados para ser activos que se convierten en sedentarios. La mayoría de las enfermedades crónicas son consecuencia del fracaso de adaptación a la prosperidad en lugar de a la escasez para la que está preparada la especie.
El uso del tiempo como desechable no da margen a la reflexión. Por ese despeñadero el progreso está arruinando no solo la naturaleza sino también la capacidad de discernir del individuo. Al consumir todo lo que le echan sin preguntarse si necesita el nuevo invento, el homo conectado se convierte en animal de granja que engulle el pienso sin saber lo que come. Se educa la cultura de la comodidad que puede que sea rentable a corto plazo para unos pocos, pero a la larga llevará al cerebro por donde está yendo el físico: un engorde que anula el libre albedrío con el que dicen que nos hicimos humanos.

CIRANO

2 comentarios:

  1. Un médico me ha dicho, estando acompañado del Editor del Garrotín, que un amigo está sentenciado a demencia senil rápida. ¿Habrá alguien que tenga información parecida sobre mi y no me lo quiera decir? Porque lo bueno de la demencia es que no da explicaciones al que la padece. Desocupa su mente como si vendiera poco a poco los muebles de la casa hasta que te deja tirado. ¿Y si empiezas tirándote a esperarla? Malvender los muebles por lo que te den y esperar. Lo malo es que no te ofrezcan nada. Eso es lo que creo que estamos haciendo al publicar lo que escribimos: poner en venta los muebles y ver que nadie los quiere.

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  2. Difícil me lo ponéis amigo Cirano. La demencia senil es una consecuencia clínica, y un atrevimiento valorar si vendrá lenta o rápida. Algunos nos llegara y la verdad es que me importa poco a la velocidad que llegué, lo que tienen interés es si sufriré o no, y quizás los que me rodean. Vender ya todo lo que te rodea porque lo tenemos muy visto, y el ansía sera el sentir algo nuevo, así que mejor ligero de equipaje. El miedo filosófico (Muerte) se le combate practicando aproximaciones, para que cuando llegué estés preparado, o quizás he aprendido mal la lección. No crea nada de lo que dicen los agoreros aprendices de brujo, que ahora llaman médicos.

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