Ni soy
analista político ni eso que ahora se llama politólogo y que antes se
identificaba como comentarista. Se podría decir que soy un opinólogo libre.
Desde estas tan cortas luces y sin más preámbulo, considero, de forma
heurística, que el capitalismo es un modelo en descomposición. Ya se dijo eso
cuando se desató la crisis, pero los poderes respondieron con más de lo mismo.
Pensaron que una inmersión en el barroco monetario, como hizo la iglesia cuando
emprendió la contrarreforma, era una postura de fuerza que demostraba la
pujanza de la fe antigua, sin sacar enseñanzas de la deriva del mito, ni
ensayar otra iniciativa que cumplir amenazas y ampliar la brecha de la
desigualdad.
Como en
política no se apuesta nunca con originalidad y como los problemas graves se
suelen resolver armando una guerra, convendría saber si estamos en clima
prebélico cuando se cumplen aniversarios de desembarcos, o azotados por una
simple tormenta. Afortunadamente no conozco el ambiente de preguerra para poder
comparar, con conocimiento de causa, el aire viciado de ahora con el de
entonces, pero percibo que se respira un ambiente que no es, desde luego,
preludio de acontecimientos gloriosos. No se está a punto de conseguir nada, no
se vislumbra un horizonte de esperanza que anime a bogar unidos en el mismo
sentido. No hay dictadura que derrocar ni democracia que instaurar. Estamos
disueltos en libertad y rodeados de comodidades, pero debajo de las alfombras
de los palacios donde se reúnen los consejos de administración se esconde
basura que cada vez huele peor. Incluso los pudientes insinúan desasosiego.
Algo malo está pasando aunque no se quiera llamar por su nombre, algún tipo de
gangrena está corroyendo los tejidos vitales del sistema capitalista que se
desangra sin que le hagan efecto los emplastes.
Los
norteamericanos rurales humildes, de donde viene la infección, aceptan con
normalidad que haya burgueses ricos y corporaciones muy ricas, pero se
descomponen cuando oyen hablar de solidaridad con compatriotas necesitados. No
les importa que los millonarios ganen el dinero de manera abusiva o
fraudulenta, pero se enfurecen si se trata de organizar un seguro de enfermedad
para conciudadanos que nunca han tenido la oportunidad de suscribir una póliza
privada. Han visto tantas veces la escena singular del botones que llega a
director que se han creído que la vida es un concurso televisivo donde gana el
que mejor preparado está.
El fondo de
votos que alimenta al PP en un país con seis millones de parados no se explica
más que desde el sentimiento odioso que confía más en la providencia del poder
que en el poder de la sociedad. Si desde que gobiernan los populares aumenta el
paro, se precariza el empleo, se desmonta la enseñanza y la sanidad pública, crece
la diferencia entre ricos y pobres, se rescata a la banca tramposa con el
dinero de todos, se apoya a los bancos contra los embargados o se prohíbe andar
por el campo para no espantar las piezas a los cazadores y todavía consiguen el
26% de los votos, es que la población rencorosa con el bienestar de todos
induce la actividad política. Los pobres, los parados, los pensionistas, esa
mayoría no pudiente que apoya al PP profesan la misma fe conservadora que los
habitantes del lejano oeste que eligen a un sheriff matón porque es implacable
con los negros y con los hispanos, pero piden a Dios por ellos en los oficios
del domingo.
Sin malquerencia
que aglutine, la izquierda, jugando a la contra, no es capaz de ponerse de
acuerdo ni de plantear de frente una alternativa que ayude a derribar el
ruinoso edificio del capitalismo. Desde que se acomodan a la rutina de una
democracia viciada, cuando dejan de confiar en sus bases y entran en la lucha
interna por el poder sin respetar el talento de sus apoyos, se reducen a lo que
sus enemigos ideológicos. La legalidad establece que se compita con las mismas
armas, pero no obliga a hacerlo con las mismas estrategias ni con los mismos
argumentos. Es la nueva propuesta por la que apuestan 1.200.000 votantes.

Buen artículo, estimado Cirano, aunque me gustaría hacerte un matiz, puesto que aunque no hay que instaurar ninguna democracia! Si hay que reinstalarla, puesto que la instaurada hace 40 años, llevaba restos del franquismo y hay que reinstalare una con la participación de la sociedad civil y no dejarla nunca sólo en manos de los políticos profesionales, por eso es importancia de los nuevos 1200.000 votos que hay saber digerirlos para que no sean manejados por lobos con piel de cordero. Como viejo opinador que eres debes seguir escribiendo en tu estupendo blogs creando ideas y fórmulas organizativas democráticas que den esperanza a esos votos que el capitalismo tiene ahora mismo como una gran espina. Hay que que ser consciente de saber utilizar esos votos en beneficio de una mejor vida a la sociedad.y no sólo económica, sino ampliamente social. MANOLO RUIZ BENÍTEZ
ResponderEliminarMuchas gracias, Don Manuel. Estoy de acuerdo contigo: la democracia que tenemos es la consecuencia del salto de los borbones a los borbones pasando por Franco. Con ese pedigrí no se puede estar muy orgulloso, pero es lo que nos ha tocado y debemos intentar mejorarlo.
EliminarEl futuro de las naciones es la Nueva Ruta de la Seda de Eurasia
ResponderEliminarPor Helga Zepp-LaRouche
5 de junio de 2014 – El siguiente artículo aparecerá en la próxima edición de la revista Executive Intelligence Review (EIR). Se tradujo al inglés y de este al español, del original en alemán escrito el pasado 30 de mayo por Helga-Zepp LaRouche, presidenta del partido político alemán Movimiento Solidaridad de los Derechos Civiles (Bürgerreschtsbegung Solidarität - BüSo) y fundadora del Instituto Schiller:
Los éxitos demoledores de los oponentes a la Unión Europea (UE) en las elecciones para el Parlamento Europeo del 22 al 25 de mayo (en Francia, Gran Bretaña, Grecia e Irlanda) y el éxito considerable de los partidos contrarios a la UE en Dinamarca, Italia, Hungría, Austria y Polonia, significan un punto de inflexión: el comienzo del fin del imperio de la UE. Los votantes han hecho responsable a la burocracia de la UE en Bruselas por el experimento fallido de la Unión Monetaria Europea, por la violación de derechos humanos producto de las políticas de austeridad de la Troika en Grecia, Italia, España y Portugal, y por el programa de austeridad del gobierno francés, inspirado en Bruselas. Las discusiones subsiguientes sobre quién será presidente de la Comisión de la UE son un signo de la enfermedad que aflige a la UE: el virus de la discordia se está extendiendo.
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Seguir lectura: http://spanish.larouchepac.com/node/21649
Con este panorama social y con los escasos sustos que se les da a los neocon, grandes cosas nunca se podrán dar. Pero el miedo en sus carnes si que lo tienen, y les volverá ha pasar en cada elecciones, porque siempre confié que ese movimiento incontrolado y espontaneo de la ciudadanía en las votaciones, es lo que permite el escaso palmetazo en la mesa de advertencia. Se verán muchas cosas
ResponderEliminarLadran, luego caminamos.
ResponderEliminarEn el sistema de democracia pasiva en el que vivimos nadie nos pide opinión acerca de lo que nos afecta directamente, pero creo que es un acto de responsabilidad intervenir en debates aunque sean tan humildes como los del Garrotín. El fenómeno político del momento es la irrupción inesperada de Podemos que tantas inquietudes levanta a diestra y a siniestra. Los ladridos son señales de alarma que alertan de peligros, pero también son amenazas reales. Si Podemos mantiene su dinámica asamblearia abierta no le será difícil a sus enemigos infiltrar elementos de discordia y si se blinda y hermetiza, se le acusará de ser como todos. Papeleta que se les presenta mucho más complicada que la del voto.
ResponderEliminarLo que dices de Podemos ya a empezado a cumplirse. Estaremos expectantes.
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