HABLAR POR HABLAR





            No creo que sea difícil demostrar con datos que el capitalismo no cede más que ante hechos consumados.Que no le importa estirar la cuerda hasta que se rompa porque sabe que lo hará por el punto más débil. Ni que decir tiene que lo del plan Marshall no fue un ataque de altruismo de los americanos sino una maniobra de seducción para que Europa no se dejara soliviantar por el bolchevismo; algo que se repitió cuando se permitió el avance del Estado del bienestar. Cuando se enfrenta uno a una negociación con el capital la mansedumbre es un punto negativo ya que la voracidad es el principio que alienta la usura. Dado que se está en dialéctica permanente entre quienes tienen y quienes quieren tener, entre quien domina el mercado y los dominados por el mercado, la pasividad actual de la sociedad española va en detrimento del bienestar de la mayoría. Pero una sociedad desarmada en el aspecto cultural no está en paraje de exigir nada. Recargar la batería intelectual debería ser la preocupación principal de los dirigentes de izquierda, pero tal empresa se presenta quimérica ya que ni los de arriba ni los de abajo están dispuestos a aplicar el esfuerzo que se necesita. Es el resultado de gobernar mirando a las encuestas en lugar de educar, es el resultado de dejarse llevar por la caterva de políticos empesebrados que se pliegan al aparato. Se puede seguir hablando de lo mismo, pero mientras no se cuente con líderes que estén dispuestos a enfrentarse a los poderes económicos y con ciudadanos concienciados que los respalden con mayorías fuertes no se va a ninguna parte.La idea de que es la estupidez y no la maldad la causa de la crisis, enlaza con la tradición cristiana del perdónalos porque no saben lo que se hacen y con el cachondeo andaluz del “toer mundo es güeno”. No creo que detrás de las quiebras por trampas o corrupción se esconda solo estupidez. Si seguimos la derrota de pregonar que la crisis se debe a problemas económicos en lugar de políticos caemos en la retórica de hablar por hablar con la que la beatería embauca a sus fieles.

CIRANO

3 comentarios:

  1. MANUEL RUIZ BENITEZ26 oct 2013, 19:36:00

    Muy bueno el artículo en general pero el último párrafo es de las mejores reflexiones que he leído sobre la crisis, que no se debe a problemas económicos, él dinero sigue siendo el mismo en general y tal vez ha pasado ciertas cantidades por otras manos, pero del mismo grupo tenedor de los grandes capitales, pero lo que si ha variado son las decisiones políticas que no necesariamente han de ser comprendidas sino lo que arrastra de crueldad hacia los ciudadanos y beneficios, estos si, económicos para los poseedores del capital. En resumen, estamos de acuerdo que las crisis no son económicas de entrada,, son imposiciones ideológicas amparadas por la democracia, su democracia, que hacen nacer las estafas económicas. Un fuerte abrazo amigo Cirano. MANUEL RUIZ BENITEZ

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  2. Magnifico Cirano, tono pausado, ideas claras, y pensamientos sin visceralidad. Quizás sirva para que los que espían la información de las redes sociales se enteren de que va la cosa. Este galimatias que es la crisis política y económica que vivimos, durara más de cinco años y lo gestionaran personas sin escrúpulos que hacen retroceder logros sociales más de quince años. Esa es nuestra historia.

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  3. Un dato más que avala que el capitalismo no va de buena fe es el espionaje que hacen los que dicen ser los buenos sobre sus amigos que también lo son. Si así se tiran entre socios, si esa es la confianza que se tienen estos lobos de la misma camada ¿qué puede esperar quién no pertenezca a la nómina de los buenos? Si la experiencia personal constata que la convivencia se basa en la confianza y se supone que los políticos empezaron siendo ciudadanos, o por lo menos niños, normales sin malicia ¿a qué nivel se inicia la escalada perversa de la traición? ¿para qué se gastan el dinero de los contribuyentes en reuniones y organismos internacionales? Cada vez admiro más a la Mafia con la que, por lo menos, sabe uno a qué atenerse. Pero por encima de todo aprecio a los amigos que leen con indulgencia El Garrotín.

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