COMENTARIOS DILETANTES SOBRE ECONOMÍA SANITARIA




Se pueden diferenciar dos tipos de paísesde acuerdo a la atención sanitaria que ofertan a su población: los que deciden sumodelo de financiación y los que se ven obligados a aceptar el modelo impuesto por organismos internacionales como FMI,BM,representantes directos de los mercados, o la UE que aunque debería dirigir la política económica de la zona euro hacia el bienestar de los europeos, actúa como correa de transmisión de los intereses del dinero.
Los países que tienen capacidad de decidir por si mismo, pueden elegir entre gestionar los costos de la atención entendiendola salud como una mercancía sometida a los mecanismos del mercado o hacerlo en base a parámetros de asistencia medidos por las necesidades del paciente, comprometiéndose en la búsqueda de eficiencia y equidad.
A los que se le impone el modelo deben ceder su sanidad a la explotación del negocio sanitario dentro del ámbito del mercado.
El principio ideológico de los neoliberales que patrocinan el “Estado mínimo” defiende que nada del gasto privado en atención médica, realizado por quienes pueden costearlo, sea utilizado para subsidiar servicios de salud de quienes no pueden costearlo. En definitiva, la cuestión general estriba en decidir entre negocio o asistencia, beneficios económicos privados o atención universal de la población bajo cobertura estatal.
Más allá del discurso de los promotores del libre mercado, las experiencias recientes de reforma tanto en países ricos como en países pobres no muestran ninguna evidencia de que la confianza en el sector privado y la competencia reduzca costos, aumente la eficacia o disminuya la brecha de acceso a los servicios por parte de los pobres.
Las reformas neoliberales que se iniciaron en 1970 inspiradasen la reducción del gasto público, no planteaban una reestructuración importante del sistema de atención médica, hablaban de racionalizar, racionar, restringir o privatizar servicios que no resultaban rentables desde el punto de vista del factor costo, obviando el análisis político. El atractivo económico de la atención sanitaria para el sector privado se nutre de la expansión galopante del gasto privado en atención de la salud en Estados Unidos y otros países del Norte que ven una gran oportunidad para que un sector empresarial aumente sus ganancias. Esta realidad debe ser la base en la que se sustenta la idea de que en España puede pasar lo mismo y el estímulo para que las empresas inmobiliarias, conocedoras de los mecanismos de la especulación, hayan apostado por el mercado de la salud, eso si, amparadas por políticos neoliberales, Rajoy, Aguirre, Fabra… (los ministros económicos Montoro y Guindos son técnicos adiestrados por el mercado: los típicos lacayos del capitalismo).
La razón que explica que una extraña mayoría de norteamericanos se oponga a los intentos del Estado de asegurar la cobertura sanitaria a toda la población, deriva del principio liberal, mencionado antes, que defiende el mantenimiento de las clases sociales: ninguna fracción del gasto privado en atención médica realizado por quienes pueden costearlo debe ser utilizado para subvencionarservicios de salud de quienes no pueden costearlo. Los pobres deben quedar confinados a su esfera exclusiva de servicios mínimos y presupuesto bajo, mientras que los ricos deben ejercer sus opciones como consumidores. Pero resulta que el gobierno de Obama no pretende gestionar las primas que cobran las compañías privadas, el peligro que detectan la baja clase media rural es que la inclusión de toda la población en el mercado privado médico supone una homologación que cuestiona el principio de libertad individual: el Estado trata de obligar a todos los americanos a tener una cobertura sanitaria. Por su parte, las empresas sanitarias prefieren seguir compitiendo en la cancha de un mercado que se expandecon alegría por razones estructurales,que tener como patrón al Estado.

SANTIAGO INDIVIDUO

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