ASUNTOS PENDIENTES


Una vez que planteé el mundo económico que nos viene encima, me queda aún por definir, para quedar en paz conmigo, la sociedad que se está fraguando en un cocido de cocción lenta, muy lenta.
La sociedad que se nos viene encima, es creada por los propios individuos, pero inducida por los detentadores del orden democrático, y no es nueva porque se creo en los albores del siglo XVIII, con los principios de libertad individual y los derechos de igualdad de todos ante la ley. Como el poder debe emanar con la libre elección de cada uno, pues tenemos los derechos de elegir a los gobernantes, de manifestar libremente nuestras ideas, críticas u opiniones en el Garrotín y derechos a buscar cada uno su verdad. Es el código genético de las sociedades democráticas, y los derechos humanos su versión institucional.
Esta regulación en la creación del orden individual ha sido insuficiente provocando una desintegración de los valores de orden colectivo, creando un individualismo lleno de desconfianza, por ausencias de desarrollo de ideas de orden colectivo y comunitario. Si, se amplio el campo en valores hedonistas, creando dinámicas del culto a la salud, al cuerpo y desarrollando valores narcisista, generando búsqueda de un bienestar personal y consumista.
Una vez colocado al individuo en esta situación, y a la que todos podemos aplaudir, solo nos queda generar una gran desconfianza en la política, y así culpamos al hecho genérico de todos nuestros males, lo cual nos lleva a una perdida de orientación política y a una desgana en la elección de nuestros representantes. ¿Qué ha sido de la conciencia de clase? ¿Donde está la frontera entre el bienestar que prometen los unos y los otros?
En esta confusión de las identidades políticas, se manejan muy bien los intereses de las clases dominantes, y los que titubean, esa clase estratégica, pues se les hace ahondar aun más en su individualismo y solo logran ver lo que les parece de interés para sus propios e individuales intereses.
Y para acabar allí donde los intereses están más diluidos, sentamos a los ciudadanos delante de su ordenador, y le hacemos que busquen solo relaciones interpersonales a través de los chat o de los correos, pero limpios sin contaminar, y ha ser posible sin convicciones de ningún tipo, para que no se contagien de hechos colectivos, solo eso individuales.
Así podrás ver, al ciudadano ultramoderno y súper civilizado de los próximos siglos, con una cara inexpresiva, una boca muy chiquita de uso exclusivo alimentario y unas manos de dedos grandes y seguros para teclear las pantallas de ofimática.

Agradecimiento a G. Lipovetsky

20/11/2010 INDALESIO

4 comentarios:

  1. Creo que el tipo de sociedad que describes es en parte evidente, pero para mi gusto te olvidas que en esta sociedad individualista e hiperconsumista también tiene su lugar el resurgimiento de valores tales como la ecología, solidaridad, derechos humanos, etc. Desde mi parecer la tendencia hedonista en el sentido hiperconsumista está caducando, sin lugar a dudas influenciada por las crisis económicas y en mi opinión la clave del avance es la educación responsable. De hecho, hemos pasado ya del Carpe diem al wabisabi . No soy tan pesimista Indalecio….

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  2. Indalesio dice, soy pesimista porque parece ser el unico valor critico. Esos aledaños que me dices, son para distraer las mentes inquietas e insatisfechas. Su valor no pasa de ser puramente moralista. La educación es y sera la clave, pero cuanto tiempo llevamos esperandola.

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  3. Lo comparto parcialmente
    - el pesimismo es el único valor crítico, un error creo y fácil además, no sirve aisladamente de manera efectiva para el cambio. Es solo un paso intermedio.
    - Que su valor no pase de ser puramente moralista, quizás aquí, en nuestra pequeña ciudad y quizás en nuestro querido país sí, donde nuestros ciudadanos al igual que nuestros dirigentes estámos tan acostumbrados a la falta de contenido y a la falta de esa manida palabra que desgraciadamente pierde su más esencial significado que es la educación,pero indalesio el mundo es amplio y nuestras mentes deberían serlo también y para eso educación y responsabilidad.

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  4. Si uno mira a su alrededor, claro que tu descripción es acertada, Indalesio; pero estoy de acuerdo con Cande.Gasbe sobre esos otrs indicadores que nos permiten rebajar el pesimismo y ampliar la mirada para ver otras cosas. Porque evocando el tan querido instinto de supervivencia de Cirano no puede ser de otra forma, las ondas disipativas llegan siempre en el momento oportuno. También creo en la educación responsable, pero que se enseñe algo de relativismo: No hay un universo epistèmico (perdon por la palabreja!),sino un multiverso, el que cada mirada construye, y del dialogo emergen las soluciones. Creo que tenemos que salvaguardarnos de las verdades reveladas de las religiones y algo, también, de las verdades absolutas de la Razón

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