DE CARROÑEROS Y LANGOSTAS
Repasando la prensa a vuelta de un viaje por el extrajero, Santiago Individuo comprobó que el partido popular seguía hozando entre la basura en busca de desperdicios. Había visitado el famoso, por la desgracia que acoge, basurreo La Chureca de Managua en donde encontró, entre quienes tratan de sobrevivir en medio de tanta degradación, más dignidad que la exhibida por Aznar en su visita a la frontera melillense con Marruecos. De ahí tomó pie para una reflexión sobre ciertos mecanismo evolutivos. Pensaba que se puede poner en duda dudosa los principios de la evolución, como hacen los partidarios del creacionismo, pero lo que no se puede refutar es su trayectoria. Por razones divinas o físicas, la evolución ha seguido la pauta que ha seguido y sus pasos se conocen con bastante aproximación. Por ejemplo, no sería difícil demostrar que casi todas las especies han preferido ensayar estrategias que, miradas desde la ética al uso, se pueden calificar como tramposas. Venenos, camuflajes, rapiñas, engaños, traiciones, cualquier forma de insidia o maldad de las que están hartos de maldecir los moralistas de todos los tiempos, han sido utilizadas con largueza en la lucha por la supervivencia. Cuando apareció la inteligencia, esa sublimación del instinto evolutivo, la cosa varió hacia la elegancia dando paso a conceptos nuevos entre los que se encuentra la honradez, la nobleza, la verdad; la civilización en una palabra. Pero por muchos siglos que el hombre venga desenvolviéndose en sociedad a sabiendas que es mejor entenderse por las buenas que no destrozarse entre sí, no hay frontera estable que no haya sido cimentada con sangre y sufrimiento. Hace tiempo que se quiere llegar a un destino, pero todavía pesa demasiado el pasado genético.
De entre las alimañas más desprestigiadas por su manera de buscarse la vida, quizás sean los carroñeros los más despreciables. Constituyen grupos que se estimulan, más que con el olor de la sangre que eso alienta a los valientes, con el rastro que deja la podredumbre. Ni siquiera se atreven con el animal herido, sino que esperan a su muerte para hacerse con sus despojos. Acechan, hostigan, trabajan el cansancio y la debilidad que creen ver en la víctima. Ningún carroñero actúa en solitario, son gremiales y atacan en grupo porque les reconforta ir hombro con hombro.
Una de las asociaciones animales más dañinas la constituyen las plagas de langostas, ya denunciadas por las sagradas escrituras en tiempos en los que los patriarcas gozaban de más familiaridad e intimidad con el creador que ahora. La transformación de saltamontes individuo en langosta plaga depende de los roces que se hacen unos a otros en sus patas traseras. Los grupos se forman por contacto, al comprobar que hay muchos individuos en las mismas condiciones de ansiedad que ellos.
No se que será peor, si toparse con una plaga de langostas o con una jauría de carroñeros. Las primeras van ciegas mordiendo todo lo que encuentran siempre que sea blando y tierno, los otros acechan a que las heridas se hagan purulentas y su hedor los excite. La combinación de carroñeros con langostas es algo que cualquier sistema biológico debe temer. Atacan a lo vivo y a lo muerto con tal de satisfacer sus instintos electorales, perdón, elementales.
Santiago individuo Agosto 2010
Suponer que el propio Santiago Individuo es el autor de estos escritos, cuya paternidad parece adjudicarle el Editor del Garrotín al colocar su nombre al pie, es mucho suponer. El intermediario solo reconoce haberlos recibido de manera indirecta del tal Individuo cuando los abandonó, casi con desdén, en su casa hace ya muchos años. Es posible que el intermediario, lo mismo que se ha atrevido a mandarlos publicar, se atreva a añadir o acotar el original a su antojo; por lo que hay que dudar, como hace Santiago Cervantes con Cide Hamete Benengeli, de las aportaciones del traductor.
ResponderEliminarCon presteza me acomodo a la rectificación, que no a la duda. Es verdad que Santiago dejó escrito, pero siendo como es conocedor de los acontecimientos de este mundo, su palabra es verdad. Pero lo de acotar nada de nada, la propia religión que comparto como solipsista y compañero de Santiago me lo impide. El editor dixit.
ResponderEliminarDon miguel de Cervantes se sentiria Quijote si viera lo que se hace con su nombre y sus metaforas.Y, me gustaria saber ¿que es lo que siente un no castellano parlante cuando lee las aventuras de Don Quijote de la Mancha? Aunque algunos castellano parlantes tampoco disfrutan de las delicias literarias, como le pasa con seguridad al recrecido ex-presidente del gobierno con su patólogica Aznaridad
ResponderEliminarTendría que ponerme en contacto con Santiago Individuo para conocer su opinión acerca de los comentarios que provocan los escritos que Alguien le adjudica, pero dado lo huraño de su manera de ser, dudo que se preste a decir de primera mano lo que piensa. De lo que estoy seguro es de que agradece la generosidad del Editor al que nunca ha acusado de acotar nada, muy por el contrario, reconoce la rectitud de su proceder. Lo de las metáforas y los nombres es otra cosa. El Intermediario le hace un favor al colocarle el Santiago a Cervantes como si con eso quisiera mejorar el ropaje manido del tal Individuo. La locura, decía Santiago Individuo, es una forma de indagación en la que todos deberíamos sumergirnos de vez en cuando.
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