DAÑOS COLATERALES.
Me tocó vivir un siglo magnífico, en su conjunto. Si es verdad que hubo guerras y desgracias, naturales y otras inducidas por nuestros coetáneos. Hubo y continua habiendo división de clases, los que se ganan el sustento con el sudor de su frente y los que lo ganan con el sudor ajeno. Pero existe algo que me cuesta trabajo entender. En un mundo mayoritariamente laico, la existencia y pervivencia de las doctrinas fundamentalistas de todas las iglesias y religiones.
También es mala suerte que nos tocara a los de la piel de toro, la religión más intransigente, fundamentalista y partidista. No es mi intención hurgar en la historia de la religión católica, pero no debemos olvidar la Inquisición que tanto ayudo en lastrar a nuestro país siglos de retraso e incultura. Tampoco debemos olvidar el enorme poderío económico que tuvo y retuvo durante siglos, a pesar de las desamortizaciones. Y no es por lo que tuvo, sino por como lo administró. Mientras en Europa se realizaba la revolución burguesa, nuestra economía mayoritariamente en manos de la Iglesia solamente se usaba para engordar el poder arrebatado a los judíos en la Diáspora.
Ya más próximo, durante el siglo XX el alineamiento de la Iglesia con los poderosos volvió a enlentecer nuestra capacidad de desarrollo tanto cultural como económicamente. Y después, el triste espectáculo de una curia compartiendo Palio con el poder militar, me hizo sentir miedo y distanciamiento de la Iglesia.
Y cuando los conocí de cerca, me preguntaba porque tenían esa ropa tan extraña, con faldas como las mujeres, con correas colgando de la cintura y con aparatos de autotortura como los cilicios. Cuando me acercaba a un sacerdote, lo hacia con miedo, porque conocía su fea costumbre de tocar a los niños y oler de forma poco humana.
También conocí algunos miembros de esa Iglesia que le daban poco valor a esos signos externos, y consideraban que en todas las comunidades existen malas costumbres, más propia de colectivos que de la propia Iglesia Católica. Incluso conocí algunos miembros, alineados con los humildes y necesitados, pero ya sabéis sufren persecución y son apartados de la propia Iglesia.
Y en la actualidad, me pregunto, si nuestra Constitución lo define como país laico, porque continuamos suministrando poder económico a esta Iglesia cicatera, lastre de nuestro desarrollo, contaminador de nuestras costumbres e impedimento de nuestra evolución cultural.
24 de julio de2010. INDALESIO
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Bravo Indalesio!. En breves párrafos has dad0 en el clavo de la historia, predominante nefasta, de la iglesia católica en nuestro pais. Al respecto, cuando ganó Obama, un amigo contestó a mi contentamiento de que por lo menos habia un presidente de color:" Eso es mas de lo mismo. Cuando a la primera potencia del mundo la gobierne un ateo, sí será motivo d regocijo".
ResponderEliminarTambién, y como tu apuntas, ha habido y hay mucha gente cargada de idealismo y coherencia evangélica por esos mundos de dios, pero excomulgados casi siempre. Y aquí quisiera romper una lanza a favor de la gran labor realizada por "El Yeguá", D. Jose MARIA GONZALEZ RUIZ, a quien tras su fallecimiento iban a dedicarle una calle o hacerlo hijo predilecto de Malaga y que haría que moverlo, pues estarán los documentos iniciales cubriendose de polvo sobre alguna mesa del Ayuntamiento.
Cosas de Birlibirloque
Un pequeño lapsus: Es El Cheguá que no Yeguá. Mil perdones.
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