DISCUSIONES ASIMÉTRICAS

El sábado me atasqué en una de esas situaciones en las que acabas defendiendo algo de lo que no estás convencido con tal de oponerte a tu interlocutor. Me vi quitándole importancia al asunto de los ERES cuando el proceder de los políticos andaluces que han alimentado el fraude merece, además de desprecio,todo el peso de la ley. Fue en una sobremesa donde mi contraria era una presumida señora de buen ver que tras definirse como socialista justificaba la trama Gürtel y arremetía contra los ERES como si se tratara de la mayor canallada cometida hasta ahora al sur de la Vía Láctea. ¿Qué principios vamos a transmitir a nuestros hijos cuando permitimos tales cosas? Se preguntaba como si la Iglesia tuviera todavía la potestad de definir la órbita de los planetas y el Papa acabara de pronosticar el fin del mundo. Tocarle a esta gente los principios es como tocarle las bolas a un charro mexicano: se asegura la balasera. Como estábamos en Madrid consideré oportuno hacer un rápido escaneo del choriceo nacional barriendo el mapa de norte a sur. Los políticos catalanes, le dije, se enriquecen en familia con asuntos como el del Liceo donde se regodea la burguesía culé. Los del centro derecha, léase Madrid-Valencia, aparte de alimentar la pijería con trajes de diseño, regalos y piropos castizos, se enriquecen llenando de camino la bolsa popular (del partido popular se entiende) como el que va del coro al caño. Los del sur, cutre y subdesarrollado, roban para el pobre como hacían los bandoleros. Organizan los PER para alimentar la clientela política y con los ERES, aparte de enriquecerse, dejan que estómagos que se espera queden agradecidos metan mano en el saco del estado. La deshonra tiene muchos matices, así lo aprecia la sociedad y así lo recoge la ley, pero entre ladrones también hay clases. Hay quien hunde países con estraperlo financiero y quien beneficia al que le lame la mano.

De todas formas reconozco que me he vuelto más civilizado. Recuerdo que al poco del 23 F recibí en casa a un compañero de curso que quiso hacerme una visita para recordar los años de regodeo estudiantil. Durante la carrera lo consideraba un tipo exótico por ser requeté, especie que se da mal por estos secanos. Como en cierto modo los boina roja eran opositores al régimen, se les toleraba en su condición de tontos útiles. Pero cuando sentado a mi mesa me obligó a defender a los borbónes como si fueran sangre de mi sangre me colocó en una posición incómoda. Lo que ya no pude sufrir fue su despeño ideológico hacia los principios. Tratando de encontrar algo que nos pusiera de acuerdo saqué a relucir la masacre del despacho laboralista de Atocha, seguro de que asumiría que esas cosas no están bien. Pero cuando se proclamó partidario de los matarifes, aduciendo que se trataba de un acto de justicia social, ya que acabar con los rojos estaba justificado, incluso, desde la doctrina católica que eximía del no matarás a quien liquida comunistas, lo acompañé al cuarto que le había asignado y le hice recoger sus pertenecías porque lo iba a llevar a un hotel. Antes de salir nos acordamos de otro compañero de extrema derecha cerril al que llamamos para que le diera hospedaje. Nos recibió a la puerta de su casa con gestos de alegría, nos hizo entrar y sin pérdida de tiempo nos puso delante de un armario donde guardaba diferente artillería. Sacando un rifle se lo mostró a su compinche diciéndole: ¡Mira, es la escopeta de matar demócratas! Los dejé vomitando heces rencorosas, ese excremento de principios mal digeridos en el que hocica la canalla. Quizás ahora sean de los que presumen en tertulias modernas de ser socialistas para pagarse el derecho de criticar a los rojos.

CIRANO    Abril 2011