He permanecido durante al menos seis meses sin implicarme en
artículos del Garrotin, evidentemente por motivos de causa mayor.
Durante este tiempo solo he escrito una larga perorata de asuntos que
le interesa solo a mi persona y que tienen como finalidad el poder
descubrir una nueva personalidad diferente a la usual. Ese nuevo
personaje, mi duplicidad sin hipocresía, ve las cosas de nuestro
mundo de forma diferente a las usuales, es más crítico y retraído,
escribe posiblemente peor si eso es viable, y ve el mundo con una
perspectiva diferente. Considera que como observador las cosas no van
como con anterioridad, ahora el mundo donde vivimos es diferente y
los papeles que desempeñan cada grupo social no dejan de ser
radicalmente complejos y ajenos. El rol que desempeña el duplo ha
cambiado, no participamos ni sentimos curiosidad por defender los
intereses de clase, tampoco nos introducimos en la lectura de ensayos
que nos enseñan las herramientas para deconstruir las esencias de
los conceptos, y para colmo muchos de nuestros mejores maestros han
callado o el tiempo los ha silenciado. Así pues debo de desnudar
esos personajes para enseñaros de lo que son portadores, y lo digo
así porque a mi no me gustan y además me cansan, son los
periodistas. Quizás ya soy bastante mayor para no haberme dado
cuenta que se nace sin conocimientos, nos desarrollamos con una
educación muy elemental, usamos lo aprendido para defender los
intereses de los poderosos y nos lamentamos de haber perdido el
tiempo. Pero ahora se han subvertido los roles, el periodista ya no
informa a los ciudadanos , ahora tenemos que aguantar que nos de su
opinión, porque a fuerza de creerse politólogo o currinche
deportivo sabe más que cualquiera de nosotros. Llama a consulta a
unos supuestos especialistas, también periodista, le permite hablar
unos minutos y cuando ya se está embalando le corta para dar paso a
otro que conoce aspectos colaterales del asunto en cuestión, así
gradualmente se forma un circo que podrá ser productivo para ellos
pero para nada para el sufrido espectador que desea saber el
desarrollo de una noticia o los aspectos escabrosos de un informe. He
aquí que la profesionalización de los segmentos mediáticos se usan
para labores de investigación y destapar la tapadera de ollas
podridas, pero se olvidan de una buena información que nos enseñe a
usar bien el lenguaje escrito, elaborar un informe que nos permita
realizar un análisis serio y riguroso de la noticia, que con
seguridad nos permitirá encontrarnos con información adecuada para
manifestarnos a nuestros semejantes. Una de las herramientas que
usan, las estadísticas, las representan con diagramas de barras como
si fuéramos tontos o ignorantes y además desconfían de ellas. Por
último se reparten la tarta de la mesa de entrevistas según el
partido para el que representan, por que oh, horror, existen
especialidades y filias para las distintas maneras de ver el mundo.
No se si merece la pena volver a este emponzoñado mundo mediático.
INDALESIO
No hay comentarios:
Publicar un comentario