PARTIDOS NO; ROTOS







El organismo de los homínidos se rige por sistemas jerárquicos sometidos al Sistema Nervioso Central que, sin que nos demos cuenta, gobierna lo vegetativo y, a sabiendas, lo racional. El llamado libre albedrío no puede intervenir en los procesos automáticos que controlan el digestivo, circulatorio, endocrino o respiratorio. La evolución entendió en su día que una cosa es el funcionariado y otra el ejecutivo, por lo que tomada la decisión de separarlos no hubo más discusión. El Estado Moderno acordó que la sociedad necesita un cuerpo de gestores independientes encargados del mantenimiento sin interferencia política. La educación, la sanidad, las infraestructuras y si se apura, el sistema circulatorio económico entregado a la banca, son servicios públicos que deberían quedar fuera de disputas políticas. El ejecutivo se encargará de la relación exterior y de la defensa de los intereses generales del país. Entiendo que la derecha pretende un funcionariado sometido y la izquierda lo contrario, así que analizando las propuestas de cada uno se podrán sacar conclusiones acerca de sus deseos de controlarlo todo o limitar el poder político a lo que corresponde.
Habría que empezar estudiando el modelo de gestión que aplica cada clan a su organización para sacar conclusiones sobre los que piensan de lo público. Desde no hace mucho se está imponiendo en España el sistema de primarias para elegir candidatos ejecutiva. La experiencia enseña que cualquiera de ellos inicia el proceso partido y lo acaba roto. Las zancadillas, las trampas, las encerronas y las presiones antes y después de las elecciones internas han mostrado lo peor de cada casa. Las cicatrices mal curadas son una de las razones de la floración de nuevas organizaciones que prefieren la cuota de poder personal al interés general. El pluripartidismo español no es fruto de la emergencia de ideas alternativas ecológicas o ciudadanas, sino de la fragmentación de los grandes que se muestran incapaces de gestionar la militancia a la que han venido utilizando para mítines y cumpleaños sin darle voz ni voto en la organización interna.
A pesar de la desintegración formal de los modelos de representación, se siguen manteniendo las dos tendencias tradicionales del pensamiento político. Por una parte, los conservadores además de tomar como ejemplo el pasado tienden a apoyarse en métodos añejos temiendo enfrentar los retos del presente. El problema que plantean los independentistas catalanes resulta ser un conflicto entre conservadores (nacionalistas catalanes frente a nacionalistas españoles) que discuten sobre el reparto de beneficios entre familias concretas de la burguesía local. Por eso es difícil entender el papel que juega Esquerra en ese lío de lobbies económicos. No es extraño que a la postre sean los que salgan peor parados por meterse en camisa de once varas. Los conservadores quieren resolver los problemas como siempre, es decir, a gritos y con violencia, mientras que los progresistas prefieren dialogar. Al aplicar el PSOE políticas conservadoras en Andalucía les ha pasado lo mismo que a Esquerra en Cataluña, porque parece que no se dan cuenta de que los ciudadanos prefieren a la derecha para ejecutar políticas de derechas.
A las próximas generaciones hay que dejarles esperanza de futuro en lugar de nostalgia del pasado. Para ello habrá que trabajar la concordia, el entendimiento y la convicción de que entre todos debemos proteger el medio en el que vivimos y la paz que compartimos. Votaré al que trate de racionalizar la convivencia, no al que la alborote.
CIRANO

2 comentarios:

  1. ¿De izquierdas Esquerra Republicana de Catalunya? No, por favor, ni a las personas ni a las organizaciones se les puede aplicar el calificativo que ellas se autoconcedan. No se puede considerar de izquierdas a una organización xenófoba y excluyente solo porque ellos se autonombren así, si repasamos escritos y declaraciones de uno de sus líderes históricos, Heribert Barrera, podremos comprender el carácter racista y supremacista de ERC

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  2. Otro más: lo de poner el aparato administrativo al servicio de los intereses políticos, partidistas mejor dicho, no es exclusivo de los partidos de derechas, esa promiscuidad entre administración y política la han practicado derechas e izquierdas

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