TAN CERCA Y TAN LEJOS




            Mateo Alemán nació en Sevilla en 1547 y murió en México en 1614. Publicó su Guzmán de Alfarache en 1594, primera parte y en 1604 la segunda. Cervantes nació en Alcalá de Henares en 1547 y murió en Madrid en 1616. Publicó la primera parte del Quijote en 1605 y la segunda en 1615. Se conocieron y se ignoraron si es que no se odiaron. Los dos descendían de familia de judíos conversos y eran hijos de médico.
            Mateo Alemán escribió en primera persona la vida de un viajero que podría ser la suya. El pícaro es individualista, mentiroso, desconfiado y egoísta. Su filosofía vital defiende una libertad alejada de cualquier tipo de compromiso social. Guzmán de Alfarache (GA) llegó a ser pudiente y hasta rico pero dilapidó su fortuna de la misma forma que la había conseguido. El pícaro no tiene empacho en mentir ante el tribunal y engaña a sus amigos con los que mantiene una relación de tipo mafioso sin inmutarse. Carece de principios y su único interés es el dinero.
            Don Quijote (DQ) fue un hidalgo que se propuso alcanzar fama para, desde el poder, desfacer entuertos, hacer el bien y ayudar a doncellas desamparadas. DQ que está loco pero que no es mentecato, sabe que en su condición de hidalgo no puede realizar ningún plan glorioso; necesita reconocimiento y fama. Para desarrollar su filosofía vital se hace andante. Yo, que soy bastante crítico con la Iglesia Católica nunca me he metido con sus empresas terrenales porque entiendo que solo desde el control de este mundo podrá persuadir de que su reino es de otro. La luz hay que ponerla en el candelero para que ilumine toda la casa. El poder es quien propone y quien dispone.
            Las dos peripecias itinerantes, tan alejadas entre sí, son radicales y por eso perduran. Los socialismos europeos están de capa caída porque cuando han llegado al poder ofertando principios socialistas, se han transmutado en capitalistas vergonzantes sin saber lo que son. DQ nunca miente, nunca deja de ser lo que es, no se aviene al compadreo y acepta la derrota porque por encima de todo es honrado consigo mismo: yo sé quien soy, le dirá a Pedro Alonso, vecino del lugar que lo recoge maltrecho de la paliza que le propinó el mozo de mulas de los mercaderes: al idealismo lo desmonta el mercado.
            El neoliberalismo dominante replantea el viejo dilema entre lo público (DQ) y privado (GA). Si se hubiera optado por lo colectivo el planeta respiraría mejor y los humanos nos querríamos más los unos a los otros, pero se optó por la picaresca, el egoísmo y el enfrentamiento darwiniano. En esta realidad, las multinacionales (coches, farmaceúticas, alimentación etc.) son la expresión de la truhanería. Cada uno debe saber de qué lado está y aunque no se puedan hacer aportaciones sustanciales desde la humildad de un jubilado, hay que mantener la coherencia con lo que se piensa y con lo que se es: yo también sé quien soy.

CIRANO

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