AQUELLOS ROJOS . Cuadro 15





 A mi me pagan para que hable no para estar callado, decía en un descanso para tomar aire, mi trabajo consiste en convencer, en aglutinar. Me tengo que llevar bien con todos, con los amigos y con los enemigos. Su herramienta era la palabra, no necesariamente precisa pero siempre fluida. Hablar sin parar parecía ser su leitmotiv. Se le identificaba por el gesto de viveza, la mirada atenta e inteligente y el imparable flujo oral con el que se explicaba. Si hoy vuelves al hospital y buscas por la zona de los ascensores un cuchitril estrecho y alargado donde se ubicaba la sede sindical, ni lo encuentras ni lo imaginas. No sé si instalarlos en el cuarto donde se guardaban las escobas fue castigo de la dirección, pero si pretendía arrinconarlos se equivocó porque aquel chiringuito se convirtió en el espacio más visitado del centro. A su puerta se agolpaba la gente que venía a preguntar o a protestar y se encontraba con un chorro de voz que le explicaba lo divino y lo humano, lo que se hacía y lo que se tenía que hacer, el alfa y el omega de la política laboral. De allí al bar no había más que un paso por lo que los trasiegos de uno al otro eran continuos. Cuando notaba que se le agotaba el verbo, un café; cuando se le secaba la garganta, una cerveza. El caso era no callar ni dar turno de réplica: hablando se conduce a la gente. No se puede decir que fuera por no oírlo sino por todo lo contrario, por contar con un discurso que silenciara a los adversarios por lo que ascendió a la Secretaría Provincial donde se ha mantenido hasta su honrosa jubilación. Pero ni aun así enmudece, mantiene el discurso en almuerzos y sobremesas. Hay pintores que logran efectos decorativos eficaces combinando colores, otros manejando uno solo consiguen matices que asemejan oleadas de pensamiento. El Guernica recrea el dolor y la barbarie utilizando tonos grises que hacen que el grito de las figuras se oiga en la retina. El desgarro es monocromático porque el dolor es ausencia de luz. En política las tonalidades del rojo dan intensidad a las convicciones o suavizan las posturas con las que se interpreta la desigualdad que es el asunto que administra el concepto rojo. Como se ha visto, el vigor del compromiso de la izquierda en la transición de dictadura a monarquía variaba desde el rojo intenso al rosa pálido. De entre los comprometidos de verdad se puede destacar a este sindicalista parlanchín, fundamental en la defensa de las libertades de los trabajadores sanitarios que acabó dedicándose a la política con lealtad a sus ideas sin olvidar nunca quien era ni a quien representaba. Los partidos políticos son organizaciones interclasistas que, como los museos, exhiben ejemplares de todas las tendencias. Los sindicatos obreros por el contrario deben mantener la coherencia de clase porque sus principios se reducen a defender condiciones de trabajo. Saber estar en su sitio ha sido la estrategia para no perder la razón de ser de este viejo luchador que parece haber acabado con las manos en la misma postura, una delante y otra atrás, con la que empezó. CIRANO

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