PERFIL HUMANO V (Un tipo peculiar)

                                             



Se llamaba Juan único dato que puedo referir, grande y obeso pero todo corazón, siempre parecía estar allí donde se le requería, que por cierto era el área de urgencia. Su nombre pegadizo estaba en boca de todos, era el más amable y simpático de todos los que trabajaban en las urgencias. Sabía distinguir una urgencia de verdad de una torcedura, y cuando ponía en movimiento su corpachón se abrían las puertas como por arte de magia.
Habitualmente no paraba de ir de un lugar a otro haciendo cosas o llevando camillas o sillas de ruedas para usar allí donde lo necesitaban. Mientras lo realizaba se le escuchaba un ligero y tenue silbido que salía de su boca.
Había llegado a ese puesto de trabajo después de abandonar el Campo de Gibraltar al cerrar la frontera, y por decisión de las autoridades que colocaron los muchos parados que generaron la estúpida decisión política.
Decían las malas lenguas que las autoridades franquistas habían colocado con traslado obligado más de tres mil personas, y al parecer estaban contentos y muy colaboradores. Tan colaboradores que cuando llegaban en la mañana al tajo, lo primero que hacían era pasar por el despacho del policía Miguel que recibía y daba instrucciones de lo que se tenía que hacer y las especiales vigilancia que se tenían que practicar. Porque el Hospital tenía su propia Policía con despacho y la autoridad delegada del Gerente y sus grupos de acólitos. Por suerte nunca paso de un discreto chivateo de alguna actitud fuera de lo permitido.
Cierto día cuando un médico comprometido acabó su turno de la mañana y se disponía a abandonar el Hospital con la bolsa de muda y algún resto de bocadillo, sintió como le agarraban de un brazo y le empujaban hacia una zona de dormitorios del personal de guardia. Intento rebelarse dando una gran sacudida, pero la fortaleza de Juan era muy grande y le arrastró dentro de uno de los dormitorios. Allí y ante la sorpresa del médico le tapo la boca y le pidió no hiciera ruido, cuando el médico lo comprendió asintió.
Entonces le dijo algo que le puso los pelos de punta, la policía le estaba esperando, eran policías militares y el propio policía del Hospital. Iban buscando de forma concreta y especifica al médico comprometido con organizaciones obreras. Le explicó a Juan que no tenía escapatoria y que se entregaría voluntariamente, Juan le dio un abrazo y le deseo suerte.

Ese médico estuvo seis meses en un cantón militar por pertenecer a organización obrera. INDALESIO 12/01/2017  

2 comentarios:

  1. Gracias por el recordatorio, imprescindible saber quienes somos y de dónde venimos. Y nos convendría ir pensando adónde vamos, porque lo que se está viviendo es realmente incomprensible que se admita.

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  2. Por favo, difundid y colaborar, hace falta dinero. http://procesoalabanca.es/http://procesoalabanca.es/

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