Si deseábamos ver y
disfrutar con la política, es el momento oportuno, nunca se había
producido tantos hechos novedosos en el panorama político de nuestro
país. Por un lado el manido tema catalán, nuestros vecinos y
ex-compatriotas están enrocado en una espiral de desafueros que ya
nada parece sensato y producto de una razonamiento elaborado. Nombran
Presidente a un señor independentista pero procedente de un partido
conservador, apoyado por un grupo radical que en vez de cuestionarlo
todo solo cuestiona la independencia, obviando el tema tan
trascendente como es la soberanía. Por si fuera poco, los populares
continúan con amenazas vacías de contenido y cerrando sus puertas
al entendimiento, eso si parece que negocian con los social
demócratas para que ellos resuelvan el tema catalán a cambio del
importante sillón del congreso. Y ahora? Pues el honorable
presidente dice que no tienen fuerzas ni poder para llevar a cabo la
independencia. Divertido no? Formar este escándalo para nada. Ya
decíamos, el único camino posible es la negociación, para que?
Pues para hablar de soberanía. Sabemos que es la soberanía, es
el derecho que tiene el pueblo a elegir a sus gobernantes, sus leyes
y a que le sea respetado su territorio. Y en el marco de esa
soberanía se podrá planificar el
futuro de nuestra convivencia.
El otro corral de comedia
es la política nacional, es verdad que resulta al menos curioso ver
las chaquetillas de colores en los asientos del congreso y el niño
de la señora congresista en brazos de todos, pero al fin y al cabo
son formas y están para acabar con ellas aunque nos cueste tragar
algún zapo. Pero lo más llamativo sera la intolerancia para
negociar y la acritud demostrada, por ese camino no se llegará a
ningún sitio. Debemos saber y aceptar que si los socialistas han
abandonado su socialismo, ese espacio político lo ocupara otro grupo
social que dará buen uso de ello. En la misma manera si los
populares se han desplazado a la intolerancia y extremismo de
derecha, los Ciudadanos ocuparan su lugar y es así como deben ser
las cosas.
Pero para poder disfrutar
del espectáculo acomódose en su butaca, libere su mente de las
restricciones ideológicas y prepárese para intentar entender como
serán las negociaciones que nos preparan el futuro. Todo eso en el
supuesto que el liberalismo capitalista nos lo permita,es decir
Europa.
INDALESIO Enero 2015

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