En la historia de la humanidad el
poder económico siempre ha estado por encima de cualquier otro
tipo de poder. El dinero, o sus homólogos, ha sido la salsa
que ha dado gusto al guiso social. Ley tan estable y tan permanente
ni siquiera necesita ser confirmada con una excepción. De ahí que
la anhelada justicia a la que aspiran los pobres solo sea posible en
dos circunstancias: i) que se conviertan en ricos o ii) que los ricos
se convenzan de que deben compartir. Los ciudadanos no tienen más
remedio que organizarse en torno al conocimiento como contrapeso del
poder económico, que es tanto más abusivo cuanta menos oposición
se le enfrente. Por muy antiguo que sea el mercado siempre irá
detrás de la inteligencia. Ha habido épocas en las que el saber
influía sobre ciertos tentáculos del poder, pero en la actualidad
se tiene la impresión de que una ola de fatalismo recorre el mundo.
En el artículo “1984: la literatura
del miedo” Vázquez Montalbán recuerda que Sartre decía que “el
hecho histórico más importante de nuestro tiempo es el protagonismo
de la clase obrera”. Al final del siglo XX hubo que modificar el
pronóstico diciendo que el acontecimiento histórico más importante
tras la caída del muro de Berlín (1989) es la pérdida del
protagonismo de la clase obrera a título de clase y a título de
obrera.
Las referencias históricas de mi
generación han sido los totalitarismos y la utopía la democracia y
el socialismo. Como pasa con toda utopía la realidad rebaja el
horizonte de las aspiraciones y las deja a ras de suelo. Ahora nos
conformamos con una democracia poco
participativa sin veleidades sociales. Los partidos socialistas
europeos no saben como quitarse de encima la S de sus siglas que
lastra su empeño por ubicarse en ninguna parte. Si se mira la
historia a grandes rasgos y sin conocimientos profundos, como hago
yo, se comprueba que el poder, incluso el divino, tiende siempre al
totalitarismo. Lo estamos comprobando en nuestras carnes: el mercado
no tiene piedad y por no tener ni siquiera tiene modales.
El progreso, la evolución
social que experimenta la especie humana, conduce a sustituir
la pasión como instrumento de coacción y de gobierno por la razón.
La Ilustración actuó como un conmutador que desvió la confianza en
lo revelado hacia la confianza en lo investigado. La trampa de las
luces que iluminaron la revolución industrial fue el capitalismo que
enarbolando la bandera de la razón se rige por la pasión.
Está más que demostrado que cualquier sistema multifactorial, como
puede ser la sociedad, tiene capacidad para soportar ciertas
desigualdades pero no todas. Las diferencias económicas que para
algunos son rentables, dejan de serlo para todos cuando se superan
ciertos límites. Queda saber si estamos dentro de los márgenes de
seguridad o si nos acercamos al despeñadero. En cualquier caso la
única salida pacífica que tiene el pueblo para combatir la
injusticia es la educación, proceso largo y costoso en el que tienen
que implicarse todos con afán parecido al que se empeñan en su
degradación.
CIRANO

Está claro que el fracaso de la naturaleza es el hombre, no solo porque muere sino porque sabe que muere. Así que la razón, querido Cirano, es el mecanismo mediante el que se consuma el fracaso. Entender la muerte es la única defensa contra el pesimismo.
ResponderEliminarDejemos, amigo Patrás, que sea José Mújica quien medie entre nuestras opiniones: Cuando era joven pensaba que cambiando las relaciones de producción y distribución íbamos a mejorar la sociedad. Hoy estoy convencido de que si no cambias la cultura no cambias nada. Y el cambio cultural es más lento y difícil que el cambio material.
ResponderEliminarBueno pues mezclemos las chivas con las merinas y veamos que resultados dan. Entiendo que Cirano va para atrás, aunque su subconsciente le haga escribir sobre la lucha de clase, la existencia perversa del capitalismo, la ruptura epistemológica y la teoría del desarrollo, todo lo cual le debería hacer llegar que del pasado algo puede ser útil. aunque solo sea el materialismo dialéctico.
ResponderEliminarEstimados amigos: Las opiniones que estáis escribiendo son de mucha importancia, pero los que somos ya muy viejos nos damos cuenta que hay que unir criterios como los vuestros, porque tan necesario es la educación y la cultura pero con praxis de conciencia de clase. Sabemos de muchos intelectuales, incluso premios Nobel de literatura que su prensa miento es de un neoliberalismo supino y trabajadores que en una democracia como la nuestra siguen defendiendo las posiciones ultraconservadoras, sin conocer en esencia su significado, pero para ellos es votar P.P.
ResponderEliminarEl capitalismo se desarrolla como creador de sufrimientos en la sociedad porque tiene unos líderes "intelectuales" que buscan sólo el mayor beneficio del dinero que además no es suyo, sólo le pagan muy bien por sacadles las castañas del fuego a los propietarios del capital y el función de sus beneficios así les pagan. Seguiremos comentado ¿ cómo salir de esta situación ? Saludos MRB
No se porque despierta tantas ampollas los intelectuales, al fin y al cabo todo los somos. O usted MRB no usa su inteligencia todas las mañanas para levantarse. Hay que insistir en desarrollar más inteligencia, y no le quepa duda que el conocimiento va mucho más cerca de los necesitados que de los amos del capital, esos son listos y no tienen sangre en las tripas
ResponderEliminarEl problema es darle la definición que nos puede interesar del bocablo INTELECTUAL. Todo el piensa sean de una cosa u otra emplea el intelecto, pero no es igual que se realice para mejorar la sanidad o la educación,que para abaratar el despido de los trabajadores. Se puede pensar intelectualmente con los trabajadores si por ejemplo se piensa en mejorar el sistema de producción para que el trabajo sea más 'agradable" entolde el intelecto se ha puesto al servicio del bien común y no de una clase de poder determinada. Seguiremos hablando estimado amigo MRB
ResponderEliminar¡Qué curiosos los intelectuales! Esos que piensan pero que no actúan. Los que lo saben todo y no resuelven nada. La voz de las conciencias agotadas, orgullosos de sí mismos porque escriben columnas en los diarios. Su única consigna es protestar, criticar en el peor sentido del término. Tan necesarios a la sociedad como las bicicletas a los peces. Son gente que se gusta y que se conforma con que algunos pulsen el botón me gusta. Lo que Manuel Ruiz Benitez quisiera es que los intelectuales fueran buena gente. Quienes armaron la bomba atómica eran intelectuales y los padres de la Iglesia que juzgaron a Galileo, también. Como se ponga el adjetivo antes del nombre, malo: lo primero persona, luego lo que esté dispuesto hacer para que la sociedad funcione mejor sea a mano o a pluma.
ResponderEliminarInsisto estimado Cirano, que lo principal es delimitar el significado de INTELECTUAL que es lo quiero decir en mi respuesta anterior. Saber leer, escribir y conocer las cuatro reglas aritmética no significa ser un intelectual, aunque escriba artículos casi obligado para vivir, es su comportamiento ante la sociedad la que delimita el adjetivo. Muchas veces desde mi punto de vista es una muletilla que se les cuelga incluso para desprestigiarlo. Lo importante es ser consecuente en la sociedad que te desenvuelves y emplear los conocimientos para hacerla más igualitaria y como premisa básica proyectar los Derechos Humanos como icono de convivencia. Nuevamente saludos MRB
EliminarYo no creo que por muy médico, abogado o arquitecto que sea uno se es un itelectual. Creo que el intelectual se mide por los problemas que se plantea, no por las técnicas que conoce, por muy sofisticadas que sean.
ResponderEliminarDifícil será aclarar los términos de intelectual, porque son muchas los campos donde actúa la voluntaria intelectualidad.
ResponderEliminarQuizás el autor se refería al intelectual comprometido o bien al intelectual público que por motivos obvios puedan interesarnos con mayor dedicación e interés.
Para aclarar la situación referiré que tener talento artístico no asegura talento para reflexionar sobre arte. Y quizás también que un intelectual público es el que tercia en la justicia social,y diversos derechos que vienen añadidos en la democracia. Osea que siendo los intelectuales tan diversos, cada una de las actitudes intelectuales tendrá una propia definición y compromiso.