Una
de las muchas cosas que escuchamos, los que damos nuestra opinión públicamente,
es que dejemos de lamentarnos y demos soluciones. Oficialmente esto no deja de
ser una exigencia incorrecta, no necesariamente el denunciador solo puede
hablar si tiene soluciones, eso le corresponde al que ha sido votado para dar
soluciones, pero aceptemos una cierta responsabilidad en esas soluciones, si
bien estoy seguro que nadie nos escuchara, faltaría más que un mindango de un libelo diera soluciones
fuera de la ortodoxia política.
Bueno
ese es el grave error, solo los que viven de la política son los que dan
supuestas soluciones, y nadie escucha a los ciudadanos, patrones a los que
deben rendir cuentas los ejecutores de
las acciones políticas. Si no se entiende eso, siempre existirá un divorcio
entre ambos, y la política será algo ajeno. ¿A que conduce todo esto? Al
desinterés por la política, a la falta de implicación en exigencias de abusos
de poder, y a entender y discriminar cuantas acciones de gestión políticas se
producen cotidianamente. De aquí el lamento de otros, ¿Cómo es posible que nos
traguemos tantos choriceo, y tantos abusos de poder? ¿Cómo es posible que
permanezcamos impasibles cuando abusan de nuestra indefensión? Pues que sepas
en alto y claro, “porque eso es lo que interesa”, el ciudadano solo debe actuar
en las votaciones, poniendo su voto en la urna de los pasmados.
Por
esa razón todos atacan y tienen miedo de PODEMOS, porque están cerca de los
ciudadanos, mejor porque son los ciudadanos, y porque no se pueden controlar,
sus representantes no tienen porque ser profesionales. Sus soluciones no sirven
para beneficiar a los poderosos sino a los ciudadanos en general, y a esa
tendencia visceral que casi todos tenemos que es el colectivismo y el beneficio
para todos.
Así
pues la mejor solución que se puede dar es acercarse al ciudadano y escuchar,
porque el mejor trabajo de que hemos dispuesto
ha sido el crear, y la mayor creación es nuestra propia historia. El ciudadano
es mucho más sabio de lo que muchos creen.
INDALESIO Agosto 2014

Durante una excursión que hicimos el otro día por el acueducto de San Telmo en compañía de Byun-Chu Han, se planteó el tema de las alternativas que se ofrecen a la tiranía que está ejerciendo el capitalismo sobre las clases más desfavorecidas. Habiendo tenido a bien el filósofo, aclarar su postura en la cuarta del País de hoy (¿Por qué hoy no es posible la revolución), me veo obligado a contestarle, tanto a él como a Indalesio en la no menos famosa primera del Garrotín.
ResponderEliminarArgumenta el sabio chino que el neoliberalismo utiliza la seducción en lugar de la confrontación para ganar en la lucha de clases, afirmando a continuación que el marxismo es inaplicable hoy día. Y Digo yo, ¿deja de haber dialéctica porque cambien las armas o las estrategias? Al margen de esto la teoría de la seducción no me parece acertada del todo. Si se trata de seleccionar la parcela de la humanidad que hay que salvar de la quema que se está produciendo ¿qué es lo primero que harían los que pueden elegir hacer lo más oportuno para sus intereses? pues seleccionar a una élite (los de Podemos le llaman casta) por motivos intelectuales, para lo cual retirarían las subvenciones que sostienen la enseñanza universal. A continuación empobrecerían a los pobres haciéndoles que se tengan que costear la salud, el transporte, el agua y hasta el aire que respiran. La tercera pata del ciempiés podría ser degradar al trabajador hasta convertirlo en un esclavo moderno amenazado por una población ingente de parados dispuestos a pujar a la baja por un puesto de trabajo. Si esto es seducción que venga Dios y lo vea. Mi opinión es que nos están dando por los cuatros costados y que esto no cambiará hasta que la sociedad doliente no se organice y diga hasta aquí hemos llegado.