EL POETA DESNUDO




Los sastres fingidos no sabían que desnudando al rey lo disfrazaban de rey y que la inocencia era la única fuerza capaz de descubrir el engaño.Y es que el mundo no soporta la verdad porque nos comunicamos con palabras que no tienen por qué enseñar lo que esconden. No importa lo que se ve sino lo que se dice que se ve. En la farsa de Andersen, como en la de la vida, los espectadores no cuentan y solo los niños(que no votan) se sorprenden. Todos fuimos testigos del proceso contra Garzón, pero el tribunal desnudo sigue fingiendo que lleva el ropaje de la legalidad. Con Elpidio Silva sucede lo mismo: el delincuente en su casa y el juez despedido. Cada uno compone el disfraz que le interesa y viste el ropaje que le conviene. El desnudo totales lo que asusta, ya que, incluso los castos dejan carne al aire: primero hipotecas, luego preferentes, después desahucios, facilidad de despido, pensiones. Si le das un arma a un rey acabará apuntándote con ella, si le das el voto a un partido lo usará como metralla, en el fusil del capital, para desnudar al pueblo (y los niños no votan).
La poesía se dice con el corazón, con las tripas, con el recuerdo, con todo lo que está guardado. Como pintor me interesan las personalidades aficionadas al disfraz. Su interpretación supone un reto intelectual además de estético. Los rasgos más marcados pueden ser falsos y los contornos más sobresalientes resultado de afeites. Descubrir lo que esconde el maquillaje es un desafío a la inteligencia porque el modelo pone obstáculos y hace trampas. De ahí que la dificultad añada atractivo. ¿Qué esconde quien se esconde tras la máscara? ¿De cuántas capas está compuesta la careta? Porque polvos, mejunjes o tintes son tan inocentes que hablan a voces. Más sutil es descubrir si los cosméticos tapan enjuagues o los gestos imitan. Yo no estoy de acuerdo en que el mundo sea solo representación, hay también hechos; no todo es tramoya, hay dolor; no todo es trampa, hay verdad. De ahí que descubrir, ese duro oficio de desvelar, sea un trabajo que requiere talento. “Por cierto, me resulta odioso todo aquello que solo me instruye, sin alimentar a su vez mi actividad o vitalizarme de forma inminente”; recuerda Goethe de la mano de Nietzsche.

CIRANO

1 comentario:

  1. Tenemos qué Continuar despertando este nuestro mundo. Con y sin ropajes. El mundo como voluntad y representación

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