La leyes por las
que se rige el mercado puede que sean complejas, pero a la postre se reducen a
simple aritmética: las ganancias son el resultado de lo obtenido con las ventas
menos el coste de producción. Si el capitalismo considera que las ganancias nunca
deben disminuir (y no digamos si pretende incrementarlas), resulta que para
seguir obteniendo plusvalía, o se aumentan las ventas o se reducen los costes.
Como en tiempo de crisis lo que se hunden son las ventas, para mantener las
ganancias hay que disminuir los costes de producción, cuya principal partida es
la mano de obra; así que en su objetivo de mantener o aumentar los beneficios, los empresarios sacrifican a
los trabajadores. Hubo un tiempo en que la clase obrera creía que lo era, que
los sindicatos eran su plataforma y que su fuerza resultaba de la unión.
¡Proletarios de todos los países, uníos! La facilidad con la que el gobierno
Rajoy ha desmontado el tinglado sindical, como ya hizo Thatcher en los ochenta,
demuestra que, en realidad, la fuerza de la clase obrera
no residía en ella sino que emanaba de esa especie de espíritu santo que era la
URSS. Desde otro punto de vista, se puede considerar que la sociedad no se
mantiene por el virtuosismo de los empresarios sino por la aportación del
conjunto de los ciudadanos. De ahí podría resultar que las dos ideologías que
más éxito han tenido en manipular al hombre se sustenten en falacias. Porque si
es indemostrable la existencia de dios no lo es menos la presunción del poder
del individualismo. Si se toma como referencia la realidad física, hay que
reconocer que desde 10-23 segundos después del Big-Bang no existe
nada en el universo que sea independiente o que pueda mantenerse de forma
individual. Todo lo que hay sobre el planeta es fruto de la interacción, todo
progreso es resultado de la cooperación. Después de la publicación del Origen
de las Especies de Darwin, los países desarrollados se alejaron del
creacionismo, cuando lo hagan del individualismo se podrá decir que se entra en
la etapa definitiva del desarrollo de la inteligencia humana, el homo amistoso,
el superhombre.
CIRANO
El tinglado sindical ni lo monto el capital ni lo desmonto su más pobre representante, Rajoy.
ResponderEliminarLo hicieron la unión de trabajadores. Otra cosa es que el capital lo corrompiera y le quitara la posible capacidad de montar la de dios.
La unión que pides es el único camino posible, los francotiradores se eliminan con facilidad, pero conseguir algo de poder es difícil. Humanus dixi