SUEÑOS DE LOS PUEBLOS

O POVO UNIDO JAMAIS SERÁ VENCIDO

            La respuesta del pueblo brasileiro lanzándose a la calle a protestar por la subida del precio del transporte público cuando se esperaba que alegrase la Copa Confederación de fútbol bailando la samba, ha sorprendido a propios y extraños. El partido de los trabajadores, cuyos mandatarios son los que encarecieron el billete, después de retroceder, se han sumado a la protesta porque lo primero que se aprende en el poder es el camuflaje de las ideas y el oportunismo. Estas revueltas espontáneas son una advertencia para el cálculo de beneficios que venía haciendo el capitalismo tras el éxito económico del modelo chino. Ya no se trata de sociedades sumidas en el Islamismo y en la Edad Media sino de un país emergente, católico y occidental, gobernado por una antigua guerrillera que pensaba que el color del gato no iba a importar con tal de que cazara ratones. El modelo chino compagina autoritarismo comunista con capitalismo de mercado. Es lo que, por otra parte, se está insinuando en Europa cuando se saltan los Parlamentos Nacionales por imperativo de la troika. Es lo que se ha instalado en Rusia, Irán, Venezuela y otros países donde la democracia es todavía más precaria que en Portugal, España, Grecia o Italia. Al modelo chino se puede llegar desde el autoritarismo como ocurre en Rusia, desde la opresión religiosa como en Irán, desde el populismo como en Venezuela o desde la bancarrota como en Europa. El manual de instrucciones exige ignorar la voluntad del pueblo, alejarse de objetivos sociales y abaratar la mano de obra. En todo caso necesita una sólida corrupción con la que asimilar a los medios, a los políticos ya la justicia. El poder que se obtiene en las urnas se transfiere de inmediato a tecnócratas que deciden los programas de austeridad mientras se carcajean en ambientes restringidos de la ingenuidad general; hasta que sin venir a cuento, la gente, en lugar de seguir el juego, se tira a la calle a pedir justicia.

EL PUEBLO DORMIDO JAMÁS SERÁ TEMIDO

            Hay indicios para intuir que el juego político va camino de la cancha pública. Tras años de librarse en recintos restringidos, parece que está empezando a oírse la voz del pueblo, esa que la copla dice que es voz del cielo. Esto no quiere decir que los políticos y sus amos económicos piensen que es de justicia atender las demandas de la mayoría, sino que se las están exigiendo por las malas. En demasiados sitios y en distintas circunstancias está arraigando la idea de que la calle es la única salida. Incluso quienes organizan contra manifestaciones como Mursi, se dan cuenta de que la gente se mueve, que lo mismo que responde a su llamada responde a la de otros, que la indiferencia ha dejado de paralizar a la población. Se están dando cuenta de que cuando la masa camina, incluso cuando lo hace a tu favor, se puede esperar cualquier cosa. Mejor es procurar adormecerla con alguna concesión que excitarla. Como reconocía la lucidez de Giuseppe Tomasi de Lampedusa: cambiar algo para que todo siga igual. Contaban con que el pueblo dormido jamás será temido, pero ahora está despertando.

CIRANO