Varios son los hechos que interesa resaltar con
contundencia para sacar algunas conclusiones sobre la Sanidad de nuestro país.
Uno sería la inoperancia e ignorancia de nuestros políticos sanitarios que en
estos momentos manejan la Sanidad Pública, y otro sería la falta de interés
científico en conocer las experiencias que se han realizado y realizan en los
países de nuestro entorno Europeo.
Por si es de interés, resumo para general
conocimiento. En los años ochenta el Banco Mundial recomendó, en pleno apogeo
de los neoliberales, una serie de medidas y reformas para mejorar la carga que
suponía la Sanidad Pública. Comenzaba con recomendaciones de cofinanciación
(copagos, tickes …) pasando por autonomías
hospitalarias para mejorar la competencia, mercados internos y libre elección,
gestión privada y contención del gasto farmacéutico. Todo este paquete se puso
en marcha y se sacaron muchas buenas conclusiones, que al parecer nuestros
descerebrados políticos sanitarios han obviado.
Se concluyo que por cada 80 euros que se ahorraba
en la financiación de cada ciudadano, aumentaba la mortalidad en un uno (1%),
las muertes por tuberculosis aumentarían en un 4,3%, y la mortalidad
cardiovascular en 1,2%. La esperanza de vida al nacer en nuestro país, que
después de 50 años había mejorado y aumentado de forma espectacular, en los
años 2010 y 2011 desciende ocho centésimas por cada sexo, y no es casualidad
porque la desnutrición como se va poniendo en evidencia cada día es un hecho
fruto del empobrecimiento general de la población.
Los efectos del copago han supuesto en países como
Portugal aumentar el gasto sanitario en un 4,7% (en los años 2000) cuando en
España solo ha sido un 2,5%, todo eso sin contar el efecto disuasorio
indiscriminado que padece la población por el cumplimiento de las
recomendaciones neoliberales, tanto en productos sanitarios como en uso de
medios diagnósticos y asistencia sanitaria.
La gestión privada implantada en países como
Holanda y Suiza, ha supuesto un incremento de gasto público de un 5% anual, sin
contar que el 65% de la población se encuentra insatisfecha por las atenciones
recibidas. La libre competencia es una falacia porque el 90% del mercado
sanitario está concentrado en cuatro grupos de negocios sanitarios, como parece
ocurrirá en nuestro país.
El frenazo del consumo sanitario, fruto de
políticas torpes, esta suponiendo una menor prestación de intervenciones
quirúrgicas que se mensuran en un 6,5% año a año, lo cual empeora la calidad de
vida de los ciudadanos y agranda los riesgos de complicaciones y ensombrece los
pronósticos de resultados.
Todas estas escuetas consecuencias que expongo,
están ocurriendo en todas las Comunidades y en el conjunto de Estado y se está
produciendo un efecto mimético que les hace creer encontrarse en el sendero adecuado,
pero que como demuestran los datos y las
evidencias, son solo un puro espejismo fruto de la ignorancia y de la
maledicencia de los gestores.
En cuanto a los profesionales, asistimos
estupefactos a este cúmulo despropósitos, estamos siendo ninguneados los de mayor experiencia e interés y
desmontando todas las plataformas de discusión y debate. Anulando cualquier
posibilidad de investigación, y esquilmando el interés de los sanitarios en la
eficacia y la eficiencia. Solo parece interesarles el supuesto control del
gasto, que de forma indiscriminada realizan sin saber que consecuencias pueden
causar y de cuya eficacia dudan hasta ellos.
INDALESIO JUNIO 2013

Genocidio, mi querido Indalesio, puro genocidio.
ResponderEliminarEl sistema de contención del gasto es una falacia, puesto que sólo se recorta para contener los gastos que representan el inicio del Estado del Bienestar y que con el afianzamiento del sistema está dañando la cuenta de resultados de los empresas tanto farmacéuticas como hospitalarias internacionales.Lo podemos comprobar en estos días con el informe de los llamados expertos sobre el sistema de jubilación publica, que casi todos sus miembros son representantes de la banca y de compañías de seguros, los que están con las fauces abiertas esperando dar el zarpazo a los que por necesidad tenemos que comer después de jubilarnos.
ResponderEliminarEl comienzo de todos estos agravios para desviar ingentes cantidades de dinero a la banca fundamentalmente, empezó con recortar la gran mayoría de los proyectos de investigación sanitaria y farmacéutica. Se ha vuelto a los años 40 donde los fascistas decían, "que inventen ellos" Estamos más perdidos que el barco del arroz, que se decía en aquella misma época, con las limosnas de comida del argentino Perón.
El gran triunfo de la medicina y como consecuencia de sus profesionales de que en cuatro décadas había aumentado la expectativa de vida en unos 30 años más, ahora los políticos ultraconservadores, se la están cargando. Y nosotros casi de espectadores ante este desastre del recorte de la vida por decreto ley. MANUEL RUIZ BENITEZ
Indalesio bien traído como siempre este espinoso tema que nos afecta tanto como profesionales como ciudadanos. Te felicito.
ResponderEliminarEsta contagiado el mundo occidental por la idea de la carestía de los sistemas de salud así como por la idea de la insostenibilidad de los sistemas sanitarios de tal manera que al igual que en el mundo globalizado que vivimos las finanzas se contagian y afectan a economías situadas geográficamente alejadas unas de otras, ahora el run run son los sistemas de salud y la previsión de su imposibilidad de mantenerlos como hasta ahora por la esperanza de vida actual y la prevalencia de los trastornos crónicos. Es verdad, claro que en previsión de lo anterior hay que planificar estrategias que hagan posible su mantenimiento y ello implica cambios,evidentemente. Por otro lado resulta lamentable la pérdida de oportunidad que podíamos tener , siendo un sistema de salud que ha sido capaz de mantenerse gracias a lo barato que resultamos ser sus profesionales y eficaz, aunque evidentemente con bolsas aún significativas de ineficiencia.
ResponderEliminarFalta esta parte del comentario.
Sin embargo nuestros propios dirigentes no han sido capaces de ver esta oportunidad y han sucumbido directamente sin pensar en otra alternativa a la idea que los sistemas sanitarios son insostenibles, todos al parecer y de la misma manera y que la solución pasa única y exclusivamente por los recortes y estrategias puramente economicistas sin ser capaces ya hoy en día nadie, ningún político me refiero, ni siquiera ningún gestor sanitario de `poner en valor lo que significa para un pais tener un sistema sanitario.
Ayer se publicó un articulo en el British Medical Journal coordinado por Helena Legido Quigley, en el que exponen que las medidas de austeridad tomadas por el gobierno español podrian dañar buena parte del sistema sanitario, lo que afectaria, tal como nos cuenta Indalesio,de forma negativa a los indicadores de salud.