¿PARADOJAS HISTÓRICAS O GILIPOLLECES?







            No se si lo que voy a decir se sostiene con la razón histórica o se trata de una simple ocurrencia, pero desde que Jesucristo, que aparte de ser hijo de Dios, era noble por descender de la casa del rey David por parte de padre y destacado intelectual que siendo niño pudo confundir a los guardianes de la ley en el Templo de Jerusalén, se entregó al salvamento de la clase a la que no pertenecía, es decir, los pobres, todos los salvadores han hecho lo mismo: pelear por sus antagonistas, si no por sus propios enemigos. Carlos Marx que como se sabe era de familia pudiente, se dedicó a la lucha por el proletariado al que en el fondo detestaba. Su interpretación de la historia fue en ejercicio intelectual que no le incitóa conocer  el trabajo manual de la mina, la fábrica o el tajo. La liberación que ofrecía era a través de la palabra, del concepto, de la idea. Era pura iluminación, tan alejada de la razón práctica como la que inspiraba a Jesucristo.
            En la historia reciente se conocen casos que también contradicen la lógica de la analogía. Margaret Thatcher y Ronald Reagan, los adalides más importantes que ha tenido el neoliberalismo, que está forrando a los ricos con el despojo de los pobres, no pertenecían a las clases altas por las que tanto hicieron, ni poseían fábricas o pozos de petróleo con los que justificar la defensa de los suyos. Antes de llegar al poder pertenecían a esa clase media inculta que brilla por su insignificancia. De hecho, la dama de hierro se consume en el delirium tremen a causa de su desmedida afición al alcohol y Reagan desapareció hace unos años sin demasiada gloria salvo la que le trajo confundir países americanos por trastabillar los días de la semana o el no aceptar informes que le obligaran a leer más de media cuartilla. Los dos hicieron lo posible por construir un mundo más hostil para la mayoría, facilitar la corrupción, la acumulación de capital, la economía financiera y la explotación de los más débiles.
            Rajoy que llegó a cursar estudios universitarios a base de sacrificios y sacó unas oposiciones a base de codos parece sentirse llamado a hundir a la clase media a la que pertenece y desahuciar a los pobres, por otra parte honrados, como si le fuera en ello la vida. Se está sabiendo que se conforma con las sobras de los robos del gerente de su partido y que se empeña en tapar todo tipo de corrupción que conlleve beneficio para la banca o para los que más tienen. Ni entiendo por qué Carlos Marx, del que su madre lamentaba no hubiera salido a su primo Frederick Philips que creó un emporio electrónico, no se dedicó a los negocios, ni tampoco me entra en la cabeza que la tribu de Rajoy, vulgar donde la haya, se desespere por hacer más ricos a los ricos y no atienda a los de su sangre, a los funcionarios, a los profesionales e, incluso, a los que su religión le dice que serán los dueños del reino de los cielos, es decir, a los sufridos trabajadores que son quienes sostienen al país y, para desgracia de todos, les votan. ¿Será altruismo, falta de luces o simple gilipollez?
CIRANO

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