El escritor americano que dijo que el dinosaurio se levantó con legañas o algo así, pareció dar en el clavo. Sin saber por qué se encontró con el reconocimiento universal que no lo haría rico pero, por lo menos, lo hizo famoso y le dio opción de prosperar con obras de más enjundia. En realidad lo que contó Monterroso es que cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí. Hay otro cuento más escueto pero más intencionado de Luis Felipe G. Lomeli titulado El emigrante que dice: “¿Olvida usted algo? –Ojala”. Son buenos arranques para cuentos de verdad, no de meros enunciados: permaneció quietomientras el cristal bruñía. Quien despertó cuando todavía había dinosaurios pudo ser una salamandra, una tortuga o un caimán, alguien insignificante para la enormidad del gigante que terminó por dejar de estar. Pero el lagarto sigue despertandomillones de veces después sin encontrar al dinosaurio.
También hubiera podido decir que cuando despertó, el hombre todavía estaba allí, cuando despertó, el mercado todavía estaba allí. Porque alguien despertó viendo todavía a Roma, o al socialismo como despierta uno ahora viendo a USA chapotear entre escombros buscando petróleo. El que despierta es el que sobrevive. Yo no se si Monterroso quería decir eso o si es eso lo que hay que pensar al leer el cuento. Cuando desperté, todavía estaba allí. Cuando despertó, el caballo se había desuncido. No hay más que explicar en estos casos, la vida es un camino abierto mientras pueda uno despertar y asombrarse de lo que ve, sea un dinosaurio o un político que viene a ser lo mismo.
El porvenir de las palabras depende de lo que vuelen, aladas palabras decía Homero, dejadas en libertad para que picoteen la mente de quien las recibe. El pensamientoque viaja germina, el que guarda es más pobre que el que prodiga. Cuando despertó, el avaro todavía estaba allí. Caminaba con las alforjas llenas. He ahorrado–decía- mercadeado, trajinado, lo he guardado todo, nadie se ha beneficiado de mis beneficios, esto es lo que dejo ahora cuando el que despierte ya no me verá. Así se ejercita uno en el escribir y en el pasar entre el dormir y el despertar: viendo lo que todavía está.
CIRANO
Cuando al rey Lear sus hijas quieren dejarlo sin sus caballeros, el viene a decir que sin ilusiones la vida de las personas no valdrían más que las de las bestias.
ResponderEliminarY sí, se debe ser generoso como los árboles, que no toman su sombra ni sus frutos pero nos los dan.
Si de cuentos breves se trata quizás el más escueto y a la vez más profundo sea ven, mucho más que vete que eso es ya otra historia. Dios no le dijo a Adán ven, sino vete y así le ha ido. De todos modos, dando vueltas al asunto creo que vete o vamos, serían cuentos pero que ven es una novela. Breve, pero novela.
Yo veo más novela vamos que ven
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