Que este país esta en transformación es un hecho innegable, que lo necesitaba menos innegable, y que el parto será duro es una evidencia. Siempre pensé que aprovechando que existía una crisis económica, se podía plantear la necesidad de las transformaciones que precisaba nuestro anciano estado, y realizar las reformas necesarias para afrontar el devenir con armas más actualizadas y útiles. Después, con la algarabía de los hechos económicos, se fue adormeciendo el asunto hasta que recientemente nos obligan, a modificar muchos de los obsoletos y eternos asuntos de la evolución de nuestro estado.
Eso si, aprovechando las reformas aparecen las transformaciones que nunca quisimos modificar y que forman parte de nuestro acervo cultural o del resultado de negociaciones y conquistas laborales de tiempos anteriores, como serían las pensiones, la edad de jubilación o prestaciones laborales como los despidos, y sociales como el subsidio de ayuda familiar a los parados de difícil recolocación. De todas ellas pienso debemos reflexionar, porque nos jugamos nuestro futuro, o el de nuestros hijos. Pero existe una que curiosamente no es una asignatura obligatoria, sino optativa para nuestros valedores europeos, la enseñanza.
Que la enseñanza es un caos en nuestro país no es nuevo, hace siglos que, estando en manos de la Iglesia y de los poderes fácticos, su desarrollo ha permanecido adormecido y mediatizado, no encontrándose a disposición de todos y menos como hecho aglutinador del conocimiento.
La enseñanza en nuestro país ha sido en los últimos siglos una carrera de obstáculos para conseguir un título con la que se autorizaba el ejercicio de un oficio, normalmente muy restringido. En la actualidad la enseñanza pública, tanto de primer grado como universitaria, goza de menos predicamento que la privada y no porque disponga de menos medios, sino porque falta estimulo, gratificación y reconocimiento de los valores docentes.
Para conseguir que la enseñanza tenga fuerza en nuestro país han de concurrir muchos esfuerzos, en primer lugar el docente debe estar muy profesionalizado, laboralizado, bien retribuido y reconocido por la sociedad como eje fundamental de la docencia. No puede ser el maestro que no llega al título universitario, ni el profesor universitario que enseña para conseguir mayores emolumentos complementarios para sobrevivir. La enseñanza la tienen que ejercer los mejores, los que más saben, los que mejor enseñan y los que mayor vocación dispongan.
La otra pata de la enseñanza dependerá de la sociedad, tanto a nivel colectivo como familiar. A nivel colectivo las empresas deberán exigir personal cualificado y formados adecuadamente, que mejore la productividad de forma rigurosa y competitivamente, y para eso se necesita tiempo e inversión.
A nivel familiar es absolutamente necesario que se planteé la mejora de la formación de los hijos, participar en las APAS, implicarse en la educación básica, desarrollo de valores personales, respeto al conocimiento, y un sin fin de hechos cotidianos, y solo los padres pueden ser los portadores de la enseñanza de esos valores. La enseñanza debe fundamentarse no solo en la obediencia, sino en la expresión de personalidad y del juego.
La frivolidad de los años anteriores seduciendo a nuestra juventud con sueldos desproporcionados y trabajos de baja responsabilidad y cualificación debe ser un espejo de lo que la sociedad no debe hacer, sin el apoyo de todos los estamentos sociales seguiremos a la cola del Europa con sus rancios informes PISA.
22/12/2010 INDALESIO
Asi pues tenemos que confiar el cambio del modelo educativo a la modificación de los sistemas productivos, versus económicos, pues vamos apañados. Sino se produce, que posiblemnte no interese, solo nos queda la movilización en una herramienta tan potente como es la red, asi que poneros las pilas sociedad civil.
ResponderEliminarTodo eso que nos dices es así, sí . Pero, desde un punto de vista práctico, cuales serían las bases del modelo en concreto que tendríamos que adoptar?
ResponderEliminarNo sé Indalesio si has tenido la oportunidad de conocer en algún momento algún sistema educativo diferente al nuestro. Yo te puedo decir que sí, de cerca, uno de los que gozan además de mayor reconocimiento y prestigio en el mundo.
Sería aquí quizás demasiado largo exponer de una manera pormenorizada lo que me gustaría , pero en resumen sí te puedo decir que el planteamiento debería ser en mi opinión radicalmente diferente a lo que tenemos. La escuela debería estar concebida como un sitio muy cercano para los niños y para los padres, donde el juego, la improvisación y la curiosidad deberían ser las primeras aptitudes a trabajar, dejando de lado letras, números o el colorear de una manera ordenada. Entender algo tan importante como que las bases para la innovación ( eso que Zapatero busca y habla pero no sabe qué ni dónde) están ahí, la inventiva creativa está ahí , en ese momento y no en otro, debería obligar a proponerse no matarla sino engrandecerla, no asustarla sino acogerla. .. Diríamos que justo al revés de lo que hacemos nosotros ahora…
En alguna vieja lengua viva la palabra entender comparte su raíz con la palabra mano o con aquello que puedes hacer o trabajar con tus manos. Desde el conocimiento de otro modelo te diré que la formación cualificada del profesorado no sólo en conocimientos sino también en pedagogía, permite dar un enfoque eminentemente práctico al conocimiento ( mano) al revés también que en nuestro actual modelo donde el enfoque es esencialmente memorístico. He tenido la oportunidad de ver las pruebas del PISA y las preguntas son fundamentalmente muy prácticas.Creo que lo anterior junto con la obligatoriedad de grupos muy reducidos es una muy buena garantía para tener éxito.
Y por último, entender que la educación es la base principal sobre la que se constituye un tipo de sociedad y por supuesto su modelo productivo.