Por ponernos en situación, tenemos encima una crisis económica y una crisis política. La realidad es que cuatro millones de parados deambulan desconcertados por nuestras ciudades, y cada día aparecen amenazas de nuevas medidas económicas y políticas, que a muchos nos parecen un auténtico dislate, pero en fin ya veremos que ocurre en este otoño caliente cuando se negocien en las cortes generales.
La crisis política es de película de terror, los políticos acuden a sus comederos arrastrando los pies, mirada fija y una cartera llena de problemas bajo el hombro, es seguro una generación perdida, y lo mejor que se podían hacer es desaparecer, los ciudadanos estamos cansados de sus medias verdades y de sus insultos. Este aparato de Estado, lleno de intereses particulares, decepcionantes en sus gestiones, a remolque de consignas que deben ser cumplidas sin rechistar, se ha convertido en una loza pesada e incapaz de funcionar.
Y para colmo, secuencial mente van apareciendo pequeños asuntos que parecen diseñados para dar de comer a las tertulias, y que progresivamente sirve para descalificar las dos bandas responsables de los asuntos políticos.
A la razón, asunto Melilla, asunto liberación de rehenes de ONG y un largo etc… Pero se nos olvida uno, manejado hábilmente para no dar que hablar, nuestras guerras internacionales. El iluminado que dirige el país, con una visión extrañamente oportuna, nos movilizó para acabar con la guerra de Irán y nos sentimos orgullosos, pero no quedó la cosa así, porque nos cambiamos a Afganistán. Y allí la cosa no parece ir bien, porque luchar contra los fundamentalismos, es algo que los desarrollados occidentales hacen históricamente mal. Como la guerra parece perdida, cambiamos soldados por espías y enseñanza militar, que no cultural, y parece que así quedaremos con las conciencias, de los ciudadanos, más tranquilas.
Basta ya, no somos ni pertenecemos al mundo de primera fila, necesitamos el millón de euros diarios que cuesta las guerras para mejorar nuestra calidad de vida y en especial la de los necesitados, y nunca seremos los árbitros de las desgracias de este mundo. Convirtamos este país en habitable, mejoremos nuestro nivel cultural y humano, participemos todos en elaborar unas normas de convivencia, y usemos nuestros recursos para ayudar a los países necesitados en lo que realmente necesitan, ayuda tecnológica, y estímulo para salir de la especial y desgraciada crisis.
26/08/2010 INDALESIO
La cultura occidental ha educado al hombre para solucionar las crisis con guerras, los enfados con voces, las diferencias con peleas. Quien quiera investigar las raíces de tanto encarnizamiento que lea la Biblia. Ha habido mucho empeño en potenciar la respuesta a la agresividad con más agresividad; no ha llegado todavía el tiempo en el que pueda convivir el lobo con el cordero. Los avances hacia la convivencia pacífica son lentos. A los ejércitos los seguirá alimentando el poder económico hasta que no encuentre otra alternativa más rentable que la guerra. Eso si, quien inició, engañando a todo el mundo, la invasión de Irak consideró un crimen utilizar embriones humanos para investigar métodos que curen enfermedades. Santiago Individuo pensaba que los ciudadanos están en la inopia (él por lo menos estaba).
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