Ya
no se trata de perseguir el cambio radical hacia una sociedad
igualitaria que haga desaparecer, de la noche a la mañana, las
diferencias sociales; se trata de procurar avanzar al ritmo más
rápido posible hacia la equidad (cualidad que consiste en dar a cada
uno lo que se merece en función de sus méritos o condiciones)
utilizando la única herramienta que ha demostrado capacidad para
conciliar: la educación. Al final se impone la evidencia de que el
dinero ha sido el mayor descubrimiento de la especie homo
pecuniensis
y que el mercado es el factótum de la sociedad actual. La
alternativa sería alimentar sus contradicciones; pero eso lleva su
tiempo.
La
escala animal es una pirámide competencial que culmina en el hombre,
según él mismo opina, sostenida por el miedo a los depredadores. Se
trata de la lucha por la vida que activa la propia vida. Cuando
emerge la inteligencia humana, a este miedo animal se añade la
incertidumbre intelectual que se alarma ante lo desconocido. La
trayectoria humana ha estado marcada por el temor a la muerte, a los
accidentes de la naturaleza, a los dioses que se imaginaron como
solución y que resultan más dañinos que los males que debían
conjurar, a los otros hombres y, en último caso, así mismo como
beneficiario de lo más preciado que es la salud.
El
deseo de acaparar riqueza refleja la inseguridad que despierta la
falta de confianza en la generosidad de los demás y representa una
clara señal de debilidad. Ante el temor de quedar sin medios de
subsistencia se tiende a acumular más de lo preciso, animado por la
ambición y la ilusión de que el dinero acompañará más allá de
la muerte: la idea transmutada en materia perdurable. La tradición
literaria muestra al avaro envuelto en tesoros y consumido por la
miseria (los hay que disfrutan, desde luego, pero ninguno ha
atravesado, que se sepa, la laguna Estigia en yate). Al hombre le
falta creer en el hombre y en las instituciones que organiza para
ayudarse entre sí. Las revoluciones, las guerras, las mentiras de
los políticos y la corrupción no aportan confianza y, por lo tanto,
no ayudan a formar sociedad. Por el contrario, la educación, el
sistema público de salud, el control estatal de los servicios
fundamentales como comunicaciones, agua, retirada de basura,
abastecimiento, banca, en fin, los elementos que aseguran el
mantenimiento de la vida en condiciones aceptables dan seguridad y
ayudan a la convivencia.
La
situación a la que ha llegado la humanidad invita a potenciar las
medidas de colaboración en lugar de las de dispersión,
individualidad o enfrentamiento. Se trata de dar seguridad y de
perder el miedo a la vida. Estamos capacitados para asegurar entre
todos una convivencia pacífica y placentera. Hay datos abrumadores
que demuestran que la evolución va de lo aleatorio a lo cierto y que
la ciencia aporta seguridad frente a la incertidumbre, lo cual nos
debería alejar de los miedos ancestrales de animal y empujarnos a
tolerar y cooperar porque no hay razón bilógica para el egoísmo.
Una cantinela que no me canso de repetir es que capitalismo honrado
es socialismo. La izquierda debería aprender a utilizar el sistema
en beneficio de los débiles sin hacerse cómplice de sus abusos.
CIRANO
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