PAVLOV




No hace mucho que en uno de mis paseos solitarios por el monte encontré un hombre joven de aspecto instruido gobernando una piara de cabras. Yo era sicólogo conductista me dijo a modo de saludo, pero el negocio no daba para comer, así que me hice pastor. Vestía atuendo deportivo como si entrenara la paciencia; recostado en el tronco de un algarrobo al amparo de su buena sombra, leía un libro sobre los reflejos sicológicos, que así fue como los llamó el sabio ruso, me aclaró, en el que se aludía a un fenómeno de la naturaleza llamado Alexis Saint Martín. Según el pastor, Alexis fue un trampero juerguista y pendenciero que en el año 1825 se buscaba la vida cazando por las orillas del lago Michigan. No se sabe muy bien si en una fiesta o en una pelea, un disparo fortuito le hizo un boquete en el abdomen por el que cabía un puño. Por suerte acampaba cerca el Dr. William Beaumont médico del ejército norteamericano quien tras atenderlo sin que el aventurero se dejara operar le auguró veinte minutos de vida, cosa que no ocurriría hasta cincuenta y ocho años después. Sobrevivió veintiocho años al médico y tuvo dieciocho hijos. El caso es que la herida curó por su cuenta dejando una fístula abierta que ensanchada con el dedo permitía ver el interior del estómago.
El Dr. Beaumont convenció a Alexis para que trabajara con él y que, sobre todo, se dejara manipular con objeto de conocer el funcionamiento de esa parte del aparato digestivo. Este modelo experimental consiguió aclarar algunos aspectos de la fisiología gástrica como por ejemplo que su principal componente era ácido clorhídrico. Pero lo que más le interesaba a mi sicólogo eran los estudios acerca de la relación mente estómago, tejidos que esconden lo espiritual y lo carnal, según él. Beaumont investigó los efectos del estado de ánimo sobre la secreción gástrica llegando a la conclusión de que la gastritis dependía más de lo que se piensa que de lo que se come, relación que despejó el camino a los descubrimientos de Pavlov.
De ahí pasó el cabrero a reflexionar sobre qué influye más en el comportamiento si la inteligencia solitaria o el ambiente condicionante. Porque, continuó con una pirueta que al principio me sorprendió, si el capitalismo ha optado por servirse de la democracia es porque se siente capaz de condicionar a la manada para que segregue el voto que le interesa al toque de campana.
  • Por lo que veo usted llama segregar a votar –le dije para no quedar descolgado del razonamiento.
  • Exacto. El pueblo, porque hay que llamar a las cosas por su nombre y eso que se dice ahora de ciudadanía es una notación vergonzante de pueblo, el pueblo, digo, es tan manejable como esta piara de cabras.
  • Si usted lo dice…
  • No es que lo diga yo, es que está tan demostrado como que el perro de Pavlov salivaba cuando oía la campana que, por cierto, era una diapasón.
  • Diapasón o campana supongo que dará lo mismo –intervine para intentar hacerme sitio en la conversación.
  • No nos distraigamos en detalles. La táctica de desviar la atención la conozco por ser el método burdo de reventar asambleas.
  • No estaba yo en eso.
  • Entonces sigo con mi argumentación. ¿De qué habla Pavlov cuando explica el mecanismo del reflejo condicional que no condicionado como se ha traducido?
  • Supongo que de las vías que conectan el cerebro con el estómago que según me acaba de explicar describió Beaumont. Si acostumbran a dar comida cuando suena el diapasón, el sonido avisa de que es la hora de comer, por lo que el estómago se prepara para digerirla.
  • Eso está bien, pero lo que descubrió Beaumont y luego confirmó Pavlov es que el estómago se impone a la mente. Que mens sana en estómago lleno, lo que puede traducirse como que el estómago es anterior a la inteligencia.
  • Veo que lo que trata usted de decir es que lo material es más importante que lo espiritual.
  • Por lo menos más necesario, más elemental, más primario y que si los partidos quieren condicionar el voto deben hacer sonar el diapasón cuando den comida, dinero, bajada de impuestos o impulsen cuestiones domésticas como sanidad gratis; y que si quieren que la gente no segregue su voto que le hablen de ajustes, austeridad, déficit, PIB, educación, cultura o investigación.
  • Por lo que dice deduzco que es partidario del populismo y la demagogia, lo que los romanos llamaban panem et circences.
  • No soy consciente de haber dicho en ningún momento que yo sea partidario de nada. Como ve me dedico a mis cabras y mi filosofía es montaraz y primaria, anterior a la Ilustración.
  • Tampoco creo que la Ilustración tenga nada que ver en esto.
  • De eso estoy seguro -contestó con contundencia.
  • Me refiero a que no es cuestión de principios ni de ideologías lo que usted defiende.
  • Le vuelvo a repetir que yo no defiendo nada, pero se habrá dado cuenta de que desde que no hay comunismo todo está permitido.
  • Eso ya lo dijo Dostoievski refiriéndose a Dios.
  • Fue el lamento de un creyente que perdía pie por falta de soporte social.
  • ¿No será usted comunista?
  • ¿Y qué si lo soy?
  • Pues que está usted en franca minoría además de anticuado.
  • ¿Alcanzó alguna vez Galileo la mayoría o se ha quedado antiguo que la tierra gira alrededor del sol? ¿Y Giordano Bruno? ¿Sabe por qué lo echaron a la hoguera? Pues por decir que el universo era infinito e inmóvil.
  • Algo así como el capitalismo –quise intervenir para resarcirme de la desventaja dialéctica.
  • El capitalismo ni es infinito ni inmóvil, es un monocultivo ideológico como era la Iglesia que mató a Bruno e hizo callar a Galileo. Es un obstáculo más que habrá que superar antes de conseguir la inversión del reflejo de Pavlov.
  • ¿Qué el hombre piense al toque de campana?
  • Algo de eso, que segregue jugos al enseñarle un libro.
  • Eso está más lejos que el comunismo.
  • No entremos en controversias. ¿Cree que mi manada es comunista?
  • Ni por asomo, su manada es el objetivo del capitalismo: dócil, apacible, trabajadora sin sindicatos ni exigencias y con un ilustrado iluso como pastor.
  • Por ahí llegaremos a entendernos. Y si no es mucho preguntar ¿usted a qué se dedica?
  • Soy jubilado.
  • ¿Qué profesión ejerció, si no es indiscreción?
  • La de disidente.
  • Entiendo, disidente de todo, lo que se llama un desapriscado. Por eso anda solo.
  • Por eso y por más cosas. Me voy porque veo que vienen a traerle la comida.
  • ¿Si usted gusta?
  • No como a deshora, gracias.
  • Entonces que usted lo pase bien, adiós.
A los pocos pasos me crucé con una pastora de cabello sedoso y talle juncal que apoyaba en la cadera una cestita con carne de membrillo salpicada de canela, ostras en salsa de almendra, fresas con chocolate, sorbete de…
Admirándola estaba cuando el dulce sonido de una flauta de pan que brotaba en la umbría del algarrobo me cercó la mirada y me hizo acelerar la marcha canturreando para mis adentros: ♫mi amor entero es de mi novia Popotiiitos...♫

CIRANO

2 comentarios:

  1. Esplendido Cirano, de estilo y contenido.
    La poesía, el enamoramiento, la disidencia y algunas cosas más liberan a algunos del rebaño y alumbran novedades.

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  2. No olvides que el pastor es un conductista venido a conductor, pero de cabras. Gracias y a ver si te dejas ver.

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