Puede que el recorrido más
significativo del pensamiento humano sea el que va de emotividad a
racionalidad. La ciencia se basa en la razón y la religión en la
emoción. Cuando no se puede o no se sabe hacer uso de la razón para
enfrentarse a la realidad se recurre a la emoción que enmascara la
incapacidad de acción.
La venganza del ataque yihadista
voceada por el Presidente de la República, el funeral en Notre Dame
por parte de un estado laico o el canto a capela de la Marsellesa en
el estadio de Wembley son actos emotivos que esconden la impotencia
de las sociedades modernas frente al terror. Se trata de un recurso
tan inocente como el reclamo de ayuda a la Virgen ante el peligro.
El llamado sistema
vegetativo que rige en los mamíferos controla los instintos mientras
que la corteza frontal, privativa del hombre, gobierna la razón. El
manejo ponderado de razón y emoción da como resultado la intuición.
Se trata de pensamiento racional elaborado sobre sensaciones sin
evidencia; es como el soporte intelectual de la conciencia que a
veces va más allá de la realidad, como cuando se está seguro de
que las cosas no pueden ser como son, que lo que cuentan no debe ser
verdad porque repugna a la razón y a los principios de la razón o
como cuando Einstein intuyó que la realidad no era como la
percibíamos.
Esa es la
sensación que me provocaron los atentados del viernes pasado en
París. ¿Cómo es posible que unos jóvenes se carguen de explosivos
para ir a reventar a otros jóvenes de su edad en una discoteca? Algo
debe fallar en el pensamiento de esta gente para que decidan morir
matando a quien nada les ha hecho. Sin que se puedan aceptar
justificaciones debe haber causas que lo induzcan. Pero si la
respuesta a la barbarie es que el Presidente de la República se
cargue una mochila de venganza, organice una ceremonia religiosa que
reivindica su verdad frente a la espuria de los terroristas (le faltó
decir como a Gloster en Ricardo III: ¡Cómo! ¿Pensáis que somos
turcos o infieles?), bombardee objetivos militares con víctimas
civiles colaterales y luego entone la Marsellesa como único recurso
aglutinador, algo me dice que se está equivocando como se equivocan
quienes alientan las guerras.
En el cine se ha
visto que los mandos militares dan bebidas alcohólicas a los
soldados que envían a acciones temerarias después de inflamarlos
con soflamas patrioteras. Ahora los sansones que se inmolan por la
causa se drogan con estupefacientes antes de ponerse el cinturón de
la muerte. Por su parte los medios administran altas dosis de odio y
patriotismo a los ciudadanos para que respalden a los dirigentes en
la toma de decisiones guerreras que aparte del amor a la patria
pueden esconder motivos de otro calado como, por ejemplo, económicos.
Por eso intuyo que es mejor administrar justicia que promover
venganza y que actuar con inteligencia es más humano que dejarse
llevar por emociones.
CIRANO

Es interesante el articulo. Tan interesante como desesperado, porque en realidad lo que hace es poner el acento en la falta de originalidad en la que sustentar la respuesta primaria ante un impacto de tal naturaleza.Toda una Asamblea Nacional, en un pais exportador al resto del mundo de valores nucleares de laicidad, libertad etc,atrapada como digo en el remolino emocional de los acontecimientos, no ha sido capaz mas que de recurrir a la vieja formula carlista de Dios Patria y quizas tambien Rey. ¿Es esto inmutable?
ResponderEliminarChapeau!!!! por el diagnóstico y la terapia
ResponderEliminarSi es cierto que han caído en la trampa de responder con violencia, es una actitud poco inteligente y primitiva, muy impropia de un país que ya criticó a los cuatro de las azores, esos que nunca aprendieron de las anteriores experiencias. Si ya teníamos bastante con los torpes de nuestro país, ahora quieren extender la implicación al resto de los países de Europa y organizar la tercera guerra mundial, exterminando a los pueblos que solo son empleados de los surtidores, por el sencillo método de arrasar con bombas. No continúen ustedes con la primavera de oriente, porque seguro que además de confusión están agitando un avispero que agravara la situación.
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