Un síntoma preocupante (tanto como el desinterés de los jóvenes por la política) que ilustra la grave situación a la que nos enfrentamos, es el aumento del número de personas que se definen neutrales negando la existencia de derechas e izquierdas, cosa que recuerda propuestas semejantes de los fascismos. Las turbulencias sociales, como las telúricas, se las considera aleatorias porque el entendimiento humano no alcanza a conocer las causas que las originan; aunque, no hay duda, reflejan movimientos subterráneos. Suele pasar que cuando se da la alerta, como ahora con el volcán anunciado en la isla del Hierro, no sucede nada y cuando no se esperan, como pasó con el maremoto de Haití, llega la catástrofe. Ensimismados en la burbuja del ladrillo, los que estiraban la goma para rapiñar las últimas ganancias, no cejaron de especular hasta que la crisis les paró los pies. Detrás de esto están quienes piensan que el capitalismo se autorregula, aunque no le hagan ascos a las ayudas sociales cuando los negocios fracasan (la derecha) y quienes defienden que el Estado está para garantizar el juego limpio (la izquierda).
Hablando de juego, el fútbol nos enseña que hay equipos que juegan al ataque, otros que lo hacen planteando lo que se llama cerrojo y quienes combinan ambas estrategias defendiendo y contraatacando. El capital es de los que siempre atacan, siempre está dispuesto a dar el zarpazo. Lo que pasa es que cuando se topacon una sociedad cohesionada y culta, que sabe lo que quiere, le resulta difícil ablandar sus defensas, pero en cuanto encuentra una fisura por donde colarse pasa lo que con los rotos en la ropa de los niños. Atraídos por curiosidades imperiosas meten el dedo por el hueco y lo agrandan sin querer, a sabiendas de que están haciendo algo malo. Para que haya roto es necesario debilidad del tejido y para que haya destrozo un dedo travieso irrefrenable. Como el dedo de los mercado siempre está ahí, lo que hay que cuidar es la continuidad del tejido social manteniendo la salud (sanidad pública eficaz), educando a la población (educación pública eficaz) sin bajar la guardia en la defensa de lo público (cultura de compromiso social).
CIRANO

estoy
ResponderEliminarCOMUNERA
ResponderEliminarNos lo ponen difícil, yo vigilo y si puedo actuo
El desinterés de los jóvenes por la política es fruto del desengaño. Hoy en día y en los años que llevo con uso de razón, el político no se ha caracterizado por ser un trabajador con una ética profesional y una dedicación desinteresada a la sociedad que debe servir. No existe la vocación política o yo por la menos la desconozco. Existe la avaricia, el compadreo y la mentira.
ResponderEliminarAquellas personas que se declaran neutras simplemente no quieren formar parte de esa izquierda con políticas de derechas ni de esa derecha que niega algo tan natural como que dos personas del mismo sexo se puedan amar.
Si el Estado es el encargado de defender la educación, la sanidad y la cohesión social que lo haga sin mentiras. Que deje de situar al paciente como cliente demandante y le haga ser consciente que los recursos son limitados. Educar a una sociedad no es sinónimo de pasarle la mano por el lomo.
Parece mucho más demostrativo para explicar las distancias entre las generaciones, los dos primeros comentarios. Uno dice, estoy y el otro, vigila por si se necesita actuar. Todo lo demás es pura forfolla pseudopolitica, lenguaje de periodista o comentario interesado, aporta poco.
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