El guardia urbano en la plaza del bar Niza de Vélez Málaga interrumpe la circulación, se dirige a la citroen que lleva el equipo comunitario, pide bajar el cristal de la ventanilla, adentra la cabeza y dice: “Señores, esto de la psiquiatria comunitaria no funciona. , que no funciona,” elevando el tono de voz.
Antonio ingresa en la sala 21, acompañado por la guardia civil y los loqueros. Cuadro de heteroagresividad llegando a lanzar un sillón al enfermero. . Desde primera hora se muestra disruptivo, desafiante y provocador, a media tarde destroza lo que pilla a su paso e intenta agredir al personal cuando se le va controlar. Precisa de contención mecánica. Se niega a cenar y toma él tratamiento camuflado y tras insistirle. Resto de la tarde inquieto y vociferante. Se quita y destroza la ropa interior.
Permanece atado por los 4 miembros, por cuadro de agitación intensa. Somnoliento a 1ª hora, conforme transcurre la tarde más intranquilo Nada colaborador, amenaza con fugarse. Y “¡ sus vais a enterar!", ¡ sus vais a enterar ¡,” con los ojos midriáticos, para salírsele, les repite a todo el que pasa por delante.
Se le inyecta un cóctel (“molotov”) de largactil, sinogan y fenergan. Despierta pronto, se muestra vociferante y maldiciendo y blasfemando, luchando por desatarse. Se orina en la cama
Al tercer dia, como simula tranquilidad, se le deja suelto, -ya se esta iniciando la humanización-“ aprovecha que el auxiliar estaba abriendo la puerta para abrir a otro paciente para achucharlo y darle un puñetazo en el estómago logrando salir corriendo al exterior de la sala y alcanzar la puerta principal del centro. A pesar de lograr cerrar la puerta principal del centro, salta por la tapia y logra fugarse.”
Ha aterrizado en el bar Niza y aterrorizado a todo quisque y nuestro buenazo de guardia urbano no puede más. Además del tráfico tiene que resolver los conflictos, casi siempre violentos, con Antonio y los demás. Hacía solo tres días que había sido ingresado porque él había puesto en marcha toda la parafernalia: orden del juez, convocar a la guardia civil, coordinarla con los loqueros, etc. etc., Y ¡EA!, otra vez en la calle...
Pero Antonio nada mas que escaparse había ido al hospitalillo de Velez, para sacar de allí a su madre por la fuerza. Uno de los motivos de ingreso era poder atender correctamente a la madre, viejecita y enferma, pero, como son los dos unas simbiosis obligada, anémona de mar y coral, no pueden estar separados y para Antonio: “eso por encima de todo, ¡ hostias “
La superiora del hospitalillo llama muy alarmada a la enfermera y le dice: "que su loco está suelto, que su loco está suelto” y ha cerrado las puertas del mismo, enseguida, a cal y canto.
Y es que Antonio vive solo con su madre, aislados y apiñados desde hace muchos años. Única forma de supervivencia para ambos. Las adversidades de la pobreza, la incomunicación, el rechazo... que evoluciona a miedo en los vecinos, y un sinfín de miserias de las familias pobres de entonces ( y de siempre) son un caldo de cultivo excepcional para desarrollar interpretaciones y conductas paranoides. Nuestro protagonista disfrutaba del diagnostico de Esquizofrenia paranoide, especialmente violento.
Valga este relato- multiplicase, please, por dos o tres/dia- como un retrato, un ejemplo de los avatares de una psiquiatría comunitaria, dela lucha contra el Gran Encierro, en sus comienzos en Málaga.
BIRLIBIRLOQUE Enero 2011
Mira Birlibirloque, quizás yo fuera uno de esos pobres desgraciado que se encontraban amarrados con un pulpo sobre mi cuerpo para que no me moviera. Quizás yo fui uno de los agraciados por la revolución de la Psiquiatria, y quizás yo salí porque los modernos médicos de Conxo, apostaron por mi. Pero me hicieron sufrir tanto que desde entonces no hago ni una musca que parezca algo rara o anormal. Quizás todos sois complices de esa mentira que es la Psiquiatria, y yo quizas una de sus consecuencias.
ResponderEliminarAmigo Arsenio, entiendo tu comentario. Gracias
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