…Y LOS SINDICATOS
También me duele criticar a los sindicatos, iba a decir hacer un análisis crítico, pero me parece demasiado pretencioso y quizás no los merezca.
Me duele hacer crítica porque viví la época del desarrollo de los sindicatos de clase, y participé con ellos. Creí en ellos y aposté por ellos. Después les avisé, perdéis vuestro componente político, vuestras herramientas, y así hipotecáis la independencia que debe presidir toda organización trabajadora.
Me explicaron que era necesaria la transformación en una organización de servicios, que para política estaban los partidos, y que ellos desde su foro apoyarían lo que más interesara a los trabajadores. Disentí de ese planteamiento y me aparté. En primer lugar porque, huyo de todo lo que sea encorsetar acciones, y la línea que separa la acción política de intereses acomodaticios de defensa del trabajador, es tan delgada que puede pasar lo que ha pasado, no se hace nada. Y en segundo lugar, porque se burocratiza la defensa de los intereses y la representación de clases, y entra en liza la corrupción y la acción de los aprovechados.
Por último y aún más delicado, si tienen apoyo económico y se le permite manejo de subvenciones para enseñanza o similares, no te extrañes que te pidan a cambio sumisión, apoyo y lealtad.
Ahora haces llamada a la movilización y ¿que respuestas esperas?, tus afiliados o toda la sociedad trabajadora. No tenéis respuesta de clase, porque los intereses han cambiado, el capital ha decidido que se tiene que abaratar la mano de obra y eso no se discute, se cumple. ¿Y sabes porqué? porque si no deslocalizan las empresas y aún más gentes en el paro. ¿Y quién cubre las ayudas a los parados? Los sindicatos o el Estado. Así poco a poco las organizaciones obreras se han convertido en una estructura represiva y controladora de los intereses del Estado.
No quiero seguir ahondando en lo que desde tiempo atrás se lleva discutiendo, solo quiero llamar la atención de que la historia que se elaboró durante el franquismo, lo que sufrieron muchos compañeros para defender la justa causa de la clase trabajadora, y el potencial que siempre tendrá quién defienda los intereses de los más necesitados, se ha dilapidado en su totalidad. ¿Y quién queda para la defensa de los asalariados? Si ya no sirven los sindicatos, se crearan organizaciones directas o quizás se vuelva a la sumisión por un valor aceptado básico.
El próximo día 29 lo veremos, y aunque se cante victoria con tanta bandera de colores fuertes, todos sabemos que es el principio de un final anunciado, ya el capitalismo no os necesita, ni a las organizaciones ni a sus múltiples liberados.
La huelga es como el GPS que le colocaron en la bota al Mono Jojoy afiliados de las FARC para localizar el sitio donde había que tirar las bombas. Si ganan los sindicatos, si la huelga tiene éxito, pierde el gobierno y lo poco que tenga de izquierda. Si gana el gobierno, si fracasa la huelga, gana la derecha a través de una Ley de Relaciones Laborales que defiende a la patronal. En cualquier caso el GPS está ubicado en la bota de Zapatero que caerá arrastrando a la izquierda al fracaso, gane quien gane. Consolémonos escribiendo en El Garrotín.
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