EL PLACER DEL VOYEUR
Al voyeur le atrae conocer lo que no quiere ser mostrado. Es un tipo de curiosidad morbosa que invita a lo secreto. Cuando descubre algo vedado traspasa el espejo para disfrutar viendo lo que nadie ve, es el estímulo de la investigación. Pero al contrario que el descubrimiento científico o el acierto artístico, el valor de lo violado consiste en mantenerlo en penumbra. El voyeur no quiere descorrer velos, se conforma con el silencio anónimo del que sabe que sabe. Su juego favorito es el de las adivinanzas, pero el verdadero voyeur sería incapaz de apostar al número que va a salir, se gratifica conociendo algo único. Internet ofrece una versión de voyuerismo que puede aportar opinión crítica presionando desde el silencio, amenazando descubrir lo que no se ve. No hay duda de que el ataque de Israel a los cooperantes internacionales, no condenado por la ONU, hubiera tenido peores consecuencias si no se supiera que es observado por millones de internautas.
Ver lo que nadie ve, descubrir, interpretar. El voyeur busca lo escondido desde su escondite, no arriesga su posición porque le seduce lo oculto ocultándose. En este sentido vibra en el mismo plano que el político pero a distinta longitud de onda: el uno hace alarde de lo que sabe y el otro de lo que no sabe. Buceando con visión de voyeur se les puede encontrar en los personajes del Lazarillo de Tormes donde vale más lo velado que lo real. Viendo sin ver el Ciego, escondido en su oscuridad, supo que Lázaro hacía trampas con las uvas. Cuando el ardid de la jarra también traspasó el secreto y pudo romper los dientes del pícaro que dormitaba confiado al vino. La venganza de Lázaro encierra la malicia del frustrado: coloca al Ciego frente a un poste animándolo a que salte con fuerza. El Ciego crédulo sin convicción se lanzó contra la piedra dejándose allí media vida.
Y ahora la actualización de lo encontrado, lo nunca visto: un gato andando a gatas. Protejidos por la impunidad y la desfachatez, los políticos, espían la escena desde su retrete a través del ojo de la encuesta excitados en el placer solitario del voyeur: Rajoy deja que los del Gürtel coman uvas de dos en dos esperando que otros las cojan a puñados, Aznar sigue regodeándose de habernos estampado en la cara la guerra de Iraq mientras sesteábamos crecidos por la bonanza del ladrillo y Zapatero que nos ha colocado frente al monolito de la crisis, no deja de azuzarnos para que nos estrellemos contra ella.
CIRANO




La blasfemia

En la plaza de mi pueblo, años 50, se reunían los jornaleros esperando ser contratados para un jornal. Como había que matar el tiempo con humor y bromas, un día desafortunado para uno de ellos, mientras liaba su cigarrillo, de lo que fuera, alguien dio un empujón que en su propagación llegó a nuestro protagonista cayéndosele al suelo el cigarrillo sin acabar de liar. Enfadado, gritó: “Me cago en Dios,” con tan mala suerte que acertaba a pasar por allí la guardia civil.

“Oiga, oiga, venga pacá. No sabe que está prohibio blafema.”, acompañado por dos bofetadas.

“Si yo no eflemao, ni na, ni na”

“Acompañeme al cuartel...”

En el cuartel le quitaron una navajilla que siempre le acompañaba y le pusieron una multa de cinco duros con otras dos bofetadas de recomendación para que cuidara su lenguaje.

Su hermana, muy dolida por todo ello, a todo el mundo, llorosa, comentaba:

“¡Anda que la blefemia a mi hermano lasalío barata! ¡Cinco duros de multa y una navailla de un duro.¡¡ 4 duros lacostao la blefemia!!
LAS COSAS DE BIRLIBIRLOQUE

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